Dicen que cuando el río suena es que agua lleva. Muchas cosas suenan, últimamente, en la actualidad de nuestro país. España se convulsiona, o de eso nos quieren convencer entre todos. ¿Qué ocurre? Porque está claro que si ya empieza a ser palpable la tensión que hay en el ambiente (por muy diversos temas) es porque detrás hay algo muy importante; si no fuera tan importante, su eco en la sociedad no sería como el que hay ahora mismo. ¿Qué sucede?
¿Será que el Real Madrid de fútbol está imponiéndose con relativa claridad a sus rivales y parece tener el título de Liga al alcance de su mano? ¿Será que el fenómeno Iurbentia Bilbao Basket mueve montañas haciendo temblar a los grandes de la ACB? ¿Será que el baloncesto tiene miedo de que el Estudiantes baje de categoría a la liga LEB? ¿Será que Nadal arrastra problemas físicos y estamos preocupados por el desarrollo de esta temporada tenística que acaba de comenzar? ¿Será que Pau se quiere ir de los Grizzlies? ¿O será más bien que estamos muy, pero que muy preocupados por el ritmo que marca la economía española en el último período, en el último año sobre todo? ¿Será la crisis financiera internacional, el peligro de la inflación en general o el riesgo de una nueva subida en el precio del petróleo? ¿Tendrá algo que ver la preocupación ante el tema del terrorismo y la actitud de nuestro Gobierno frente a este problema? ¿Será por eso por lo que los españoles nos mostramos tan nerviosos últimamente?
Algo pasa en España, eso está claro. Pero esto no es algo nuevo de ayer o de hoy, esto pasa desde hace años, no sé si dos, tres o cuatro. Y, aunque socialmente estuviéramos todos tranquilos viviendo en una especie de edén terrenal, el Gobierno del PSOE no tendría ningún motivo para tratar la crisis económica que ya afecta a medio mundo como algo “sin mayor trascendencia”.
Primero, porque los precios de los alimentos básicos se están disparando sin que Zapatero (o más concretamente el ministro de Economía, Pedro Solbes) haga nada por evitarlo; es falso que un Gobierno no puede hacer nada ante una subida de precios provocada por el ritmo de crecimiento europeo y las cuotas a la producción que impone la Unión Europea, ya que Zapatero (o Solbes, o alguien desde allí arriba) podría haber solicitado al organismo central europeo una ampliación de la cuota permitida para producir determinados bienes básicos como puede ser la leche. Pero en vez de eso, nos han dejado tirados a los ciudadanos, y no han solicitado ningún permiso de nada, dejando que la leche esté por las nubes; si en verano costaba 0,70€, ahora de oferta está aproximadamente a 0,80€. Y eso es una diferencia en el precio enorme. La crisis inflacionista está ahí, al acecho, y en economía hay que tomar decisiones que alivien los efectos de determinadas situaciones que no se pueden evitar pero sí se pueden eso, aliviar. ¿Harán algo o esperarán a que venga un eco-mesías a sacarnos de la crisis?
Segundo, porque la crisis financiera que tuvo lugar en Estados Unidos se ha trasladado ya fuera de las fronteras norteamericanas. La economía es global, el “eso ha pasado allí, a mí me la trae al pairo” hoy en día no vale; y lo que sucedió el verano pasado con las hipotecas en Estados Unidos tiene mucha importancia aunque haya quienes se la quieren quitar; los efectos de la crisis están provocando el enfriamiento de la economía norteamericana y ya se empiezan a resentir Inglaterra e Irlanda. Y lo peor de todo ello, en palabras de un analista de AFI, no es que en verano sucediese esto; lo peor resultaba ser que los expertos no sabían por dónde coger el problema que, de sopetón (porque nadie había sido consciente del baile de hipotecas que habían hecho los bancos hasta ese momento), se había producido. Esto podría haberse quedado en Estados Unidos de no ser porque las empresas que hay en España, en Europa, y en otro medio mundo, también están presentes en Estados Unidos. Sólo alguien con una capacidad inmensa de abstracción es capaz de afirmar que “esto no tiene importancia”; es más admisible, de hecho, que alguien que no sabe de economía afirme que no sabe por qué puede ser importante, pero de ahí a afirmar rotundamente que el problema de la crisis era y es mínimo, me parece de ignorante. Y desde el PSOE nos están intentando convencer de lo poco importante que es esta crisis; aún peor, tachan de antipatriotas (qué tendrá que ver...) a quienes están hablando de la crisis en serio y sin atenuar en las explicaciones sus posibles efectos. La crisis no es alarmante (o puede no serlo, pero también puede llegar a serlo) pero sí que es, por lo menos, preocupante. ¿Es justo que nos intenten convencer de lo contrario cuando es algo que tarde o temprano nos afectará?
Tercero, porque en España hemos cogido el mal hábito de asumir que hay un sector de la sociedad que tiene todo el derecho a protestar y a manifestar su descontento con determinadas decisiones en relación al ámbito social, y que a su vez hay otro sector que debe permanecer en silencio, mirando la actualidad ajeno a ella y sin poder manifestar su acuerdo o desacuerdo con otras decisiones. Hemos asumido que los gays y lesbianas (quienes tienen todo el derecho a ser respetados igual que yo) de nuestro país, así como determinados defensores pro-animales, se manifiesten cada año pidiendo su igualdad, su derecho a casarse, su derecho a tener hijos, y el derecho de los monos a ser considerados a la altura de las personas, por ejemplo. Y sin embargo, hemos asumido y estamos enraizando en las nuevas generaciones la idea de que la religión católica, mayoritariamente presente en la sociedad española, debe quedar al margen de la vida diaria (o de toda la vida, según quien opine); de esta forma, a la Iglesia le ha sido negado el derecho a manifestar si le parece correcta o no la forma de tomar decisiones sociales del Gobierno. Por eso ha despertado tanta controversia la concentración que convocó la Iglesia Católica el pasado 30 de diciembre para defender el modelo de familia cristiana; parece ser que los curas, sacerdotes, obispos, y fieles en general, no tenemos ningún derecho a manifestarnos a favor de un modelo de familia que consideremos adecuado. De ahí que hayan venido a darnos lecciones sobre cómo debemos leer y releer la Biblia, o de cómo debemos practicar nuestra fe. Educaremos a nuestros futuros niños para que consideren que la sociedad española, eminentemente católica durante mucho tiempo, debe ser agnóstica, renunciando al pasado que tienen y convirtiendo en ridiculizada minoría a aquellos que continúen queriendo ser católicos en España. ¿Es justo convertir el agnosticismo en un valor ‘demócrata’? Creo que no, que la democracia y la fe son dos cosas diferentes pero no incompatibles.
Pero no es sólo eso lo que nos pasa (y eso que ya son muchas cosas). Pasa en España que tenemos el problema del terrorismo, un problema que ha superado fronteras que no debía rebasar y que ha dividido lo que no tenía que dividir. Decir NO a la negociación con los terroristas convierte a los que lo dicen en ultraderechistas que van en contra de la paz. Estar a favor de la negociación con los etarras a cualquier precio es algo que están tratando de convertir en otro de esos valores ‘demócratas’, cuando estar en contra del terrorismo y ser un ciudadano justo creo que también son dos cosas compatibles. Tenemos un Gobierno que nos ha mentido, que nos ha engañado y que ha manipulado la información durante casi media legislatura. En esta legislatura ETA anunció un alto el fuego ‘permanente’, y Zapatero comenzó un polémico proceso de paz, que luego fue proceso de negociación, que luego fue un cese de negociaciones, y que al final fue el fin de la tregua de ETA. Según el Gobierno, se daban las condiciones necesarias para la negociación ya que la banda terrorista no mostraba signos de actividad criminal y por lo tanto parecía tener una clara voluntad de terminar con la violencia (ilegal, injusta y antidemócrata violencia que entorpece nuestra vida normal desde hace muchos años); las manifestaciones de los ultraderechistas de la AVT en contra de la negociación con ETA eran tratadas desde el PSOE como poco menos que patochadas, ya que “no había que manifestarse contra el terrorismo porque no había tal terrorismo”. Pero no acaba así la cuestión; el otro día, en una de las redadas de una operación policial llevada a cabo contra ETA (de esas redadas que tan habituales han sido en los últimos tres meses; de las de Aznar y Acebes decían que eran pequeñas manipulaciones para condicionar el resultado electoral: dirán lo mismo de Zapatero y Rubalcaba, ¿no?) detuvieron al responsable de volar la T4 de Barajas en diciembre de 2006, y se dio a conocer la noticia de que su comando lleva operando activamente desde el año 2002. ¡AHÍ VA! Pues para no haber terrorismo contra el que manifestarse durante 2006 y 2007, había un comando etarra preparando de todo menos fiestas de cumpleaños. ¿Qué hacía Zapatero negociando una paz para la que supuestamente se daban todas las condiciones necesarias, si había un comando etarra en activo? Esto me lleva a pensar dos posibilidades: la primera, que Zapatero era consciente de ello pero pese a todo tiró adelante con el proceso de paz con ETA, eje central de su legislatura; la segunda, que la policía encargada de perseguir al terrorismo ocultó deliberadamente información obtenida en el seguimiento del susodicho comando. Que Dios nos coja confesados si se da esta segunda posibilidad; ya apesta demasiado el tema del 11-M como para que además nos digan que nuestra policía oculta datos de comandos etarras en activo. Si se da la primera posibilidad, que yo considero más probable, aunque no sea exactamente como yo la he formulado, creo que estamos ante un grave caso de mentira; no por el hecho de intentar negociar con ETA (algo que en sí no es una mentira), sino por el hecho de cómo ha actuado el Gobierno a lo largo de la negociación: intentándonos convencer de que ETA no estaba en activo (pese a la extorsión que realizaba, pese a los robos de armas que se producían, pese a las amenazas a cargos políticos en el País Vasco), diciendo “accidente” en lugar de “asesinato” refiriéndose al atentado de la T4, llamando “hombre de paz” a Otegui, ignorando la petición de las víctimas de cesar con la negociación aun cuando ya era evidente que se trataba de algo insostenible a lo que los etarras pondrían final cualquier día, y, en definitiva, intentando mantener en pie algo que querían conseguir a cualquier precio (la paz, o su victoria a consecuencia de ello en las elecciones de marzo de 2008). Y es que es ese, y no otro, el error de la negociación que se ha dado en la legislatura de Zapatero: eran los terroristas y no el Gobierno quienes marcaban el tempo de la cuestión; eran los terroristas y no el Gobierno quienes tenían la sartén por el mango, y de ahí que el Gobierno permaneciera callado ante los numerosos actos de la kale borroka en el País Vasco y se mostrara muy cauto a la hora de hablar sobre el terrorismo. Nos ha mentido Zapatero y sigue con al voluntad de negociar con los terroristas a cualquier precio desde el momento en que el otro día, haciendo balance de su legislatura, no dijo ni una sola palabra en referencia al tema etarra (ni tampoco al tema económico, pero eso me ha quedado ya varias líneas más arriba) hasta que los periodistas le preguntaron sobre ello, como si fuera un asunto que no tiene mayor trascendencia.
Y, por último aunque no por ello menos importante, creo que lo que pasa en España es que toleramos las mentiras de unos porque la alternativa es la mentirosa, asesina, terrorista y fascista derecha española. Preferimos a un Zapatero que se muestre orgulloso de cómo van las cosas en nuestro país, habiendo tapado los buques de fuel que se han hundido cerca de costas mediterráneas y andaluzas, habiendo encubierto los entresijos de la negociación con ETA, incluso habiendo defendido (él y su partido) abiertamente en el Congreso el polémico cánon digital (¿es justa esa medida? ¿es demócrata que nos traten como delincuentes sin haber delinquido?), que a una derecha que cometió el maldito error de llevarnos a la guerra de Iraq. Preferimos que nuestros soldados mueran en Afganistán matando afganos antes de que los artistas se lancen a la yugular del Gobierno por mandar soldados a morir a Iraq a matar iraquíes; hemos asumido que la postura ante el terrorismo depende de la ideología política, y hemos aceptado que hay unas guerras legales (a las que se puede ir) y guerras ilegales (que van en contra de la paz).
Eso es lo que pasa. Y así están las cosas, que no nos aguantamos ni nosotros...