16 de enero de 2014

Burgos, enero de 2014

Que si es el comienzo de la revolución largamente esperada en España.

Que si se consigue más con el caos social que con la sumisión.

Que si hay que solidarizarse con los vecinos de Gamonal (¿o es con los que queman contenedores?)

Incidentes en Burgos ante la propuesta de construcción de un bulevar

Ante estas, y otras reflexiones que aparecen en las columnas y las noticias de los periódicos, me permito realizar una serie de reflexiones al respecto, que vienen a mi mente de forma más clara sobre todo después de haber leído el siguiente comentario en las redes sociales:

“Qué ganas parece que tienen algunos de un famoso "estallido social", no paran de repetirlo en todos los medios posibles , ¿qué se gana con el caos?”

La democracia es la base de nuestra convivencia, algo que tenemos que valorar. Creo que la democracia implica aceptar que hay una serie de instituciones que existen para estar al servicio de los ciudadanos; implica aceptar un orden establecido dentro de una serie de límites, un marco de actuación, una serie de normas que facilitan y regulan la convivencia; implica un pacto social, parafraseando un artículo de Javier Marías que habla sobre esta y otras cuestiones y que podéis leer aquí.

Que exista una democracia no significa que no deba reformarse ni mejorarse con el tiempo. Si se tienen ideas, hay programas donde plasmarlas y Parlamentos donde proponerlas; si los partidos actuales no nos representan, hay que crear otros nuevos, lo que implica, claro está, estar dispuesto a realizar ese esfuerzo. La asociación y la creación de nuevos partidos políticos no está prohibida. La actual ley electoral no podrá hacer nada si a la creación de un nuevo partido político responde una movilización en masa de los votantes.

La clase política española actual ha roto ese pacto social desde el momento en el que se ha permitido y se permite el lujo no sólo de incumplir lo que promete sino además de tomar medidas que perjudican injustificadamente el bienestar de sus ciudadanos. Ellos han roto el pacto, pero existen vías que aún quedan por explorar. Vías legales que sin alterar el orden público pueden largar (de una maldita vez) a los políticos actuales.

Los incidentes ocurridos en Burgos estos días atrás carecen de cualquier tipo de justificación. Cualquier propuesta que utilice como argumento la violencia ha de ser rechazada de forma clara y contundente. Si HOY justificamos una actuación violenta sólo porque aparentemente otras soluciones no han sido escuchadas, no tendremos herramientas para no justificar la acción violenta de MAÑANA de quien ha tenido otra idea que tampoco ha sido escuchada.

¿Que si me solidarizo con los vecinos del barrio de Gamonal?” me pueden preguntar; “Una y mil veces”, les responderé. Comparto la sensación de frustración de quien cuyo ayuntamiento va a gastarse una millonada en un bulevar cuando, seguramente, a esta misma hora hay quien se las ve y se las desea para reunir las condiciones necesarias para obtener un crédito y abrir su negocio.

¿Que si me solidarizo con los detenidos por los disturbios?” Una y mil veces no. Yo quiero que las cosas cambien, que mi Estado sea más justo y que mi sociedad tenga un nivel de bienestar sostenible. No quiero el caos gratuito ni quiero que nos engañen ni que nos convenzan de que de ese caos puede surgir al bueno. Yo quiero que mi democracia funcione bien, y quiero que quienes tengan ideas reúnan la fuerza suficiente para exponerlas y largar a quienes no saben cómo reconducir un barco que lleva largo tiempo a la deriva.