30 de diciembre de 2013

Si acaso quieres soñar…

Al final de la obra, cuando se baja el telón, se apagan las luces y el público se marcha, queda en el ambiente una especie de vacío difícil de describir. Una sensación que se produce cuando se concentran los momentos vividos a lo largo de la representación, después de los ensayos y de una larga preparación.

No hay camino que llegue hasta aquí… y luego pretenda salir.

fin 2013
… como el sol de un nuevo día sobre la línea del horizonte…

Ha habido que acordarse de frases que no se repitieron hasta la saciedad, ha habido que improvisar sobre lo que se había establecido claramente en el guión, ha habido que actuar bajo la atenta mirada de cientos de personas, después de largas noches sin dormir, de mañanas enteras sin comer, de calor veraniego y frío invernal. Se nos ha pagado por sonreír cuando el resto del mundo lloraría. Al final de la obra, un momento de ensueño, de tranquilidad y calma.

A sabiendas de que mañana prepararemos una nueva obra. Y allí estaremos: acordándonos de frases que no se ensayaron, improvisando, actuando bajo la atención de los asistentes, resistiendo al frío, al calor, al hambre y a la fatiga. Sonriendo… cuando el resto del mundo lloraría. Porque pase lo que pase, y como alguien dijo una vez, el show debe continuar.

I guess I’m learning…

Termina el año con un tiempo inolvidable, un sol brillando sobre el horizonte Mediterráneo, una visita inolvidable y una perspectiva de progresión personal y profesional. Mi propósito principal para este nuevo año que comienza es quejarme un poco menos. Para el blog, mi principal propósito es no dejarme llevar por la vagancia y continuar escribiendo. Suerte a todos y cada uno de vosotros, cerrad bien el año... y mucha fuerza para lo que se avecina.

walkmen

Los Walkmen seguirán caminando, estén donde estén… y para siempre. ¡Feliz 2014!

24 de diciembre de 2013

Una llama de esperanza

¡¡¡Feliz Navidad!!!
Joyeux Noël!!!

... un niño nos ha nacido...

22 de diciembre de 2013

Temporada 2013: Nadal, de la nada más absoluta al todo más relativo.

En 2013 volví a ver mucho tenis. Algunos partidos del Open de Australia, la final de Monaco, bastantes partidos y resúmenes de Roland Garros, muchas rondas del Us Open, así como no pocos Masters 1000. La temporada de Nadal me parece un ejemplo de lo relativo de una victoria vista desde la perspectiva de toda una trayectoria deportiva. Así que mientras 2013 va echando sobre el escenario su telón, invito a leer una reflexión a través de cuatro partidos que he visto este año entre el número 1 y 2 del mundo del tenis: la final del Masters 1000 de Monaco; la semifinal de Roland Garros; la final del Open de Estados Unidos; y la final de la Copa de Maestros.

Ejemplos todos de que a veces de que muchas veces, el logro de un éxito debe ser tan sólo el comienzo de la búsqueda de nuevos retos.

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MONACO – 21 DE ABRIL DE 2013

sello monacoEl año comienza con la ausencia de Nadal en el Abierto de Australia, y con la total incógnita de cuándo y en qué condiciones tendrá lugar su regreso. Las semanas se cuentan por el número de torneos a los que el español no se presenta, a consecuencia de la grave lesión que arrastra su rodilla. Recordemos que el retorno de Nadal se confirma para marzo, participando en Viña del Mar con derrota en la final. La ausencia ha sido tan larga y la incertidumbre tan grande que algunos nos fijamos más en las sensaciones que en el propio juego.

El cielo gris de ese domingo anuncia tormenta. Allí está Rafa, otra vez, dando pequeños saltos justo antes de que se haga la presentación de los jugadores. El comienzo del partido se retrasará por culpa de la lluvia. Después, con el paso de la nube y la retirada de las lonas, llegan los aplausos y el espectáculo se dispone a comenzar. Nadal, pese a la liturgia de botellas, plátanos y toallas que siempre le acompaña y que ha contribuido a convertirle en lo que es, no está bien. Su juego es un tanto errático, su derecha no funciona como en otras ocasiones y por momentos un 6-0 de inicio no parece tan descabellado.

Pero Rafa se rehace. Siempre se rehace. Y después de coger un poco de ritmo en los últimos puntos del primer set (6-2), entra de lleno en el encuentro a comienzos del segundo set… pero es tarde frente a un Djokovic cuyo revés, hoy, es implacable. Rafa intentará alargar el partido pero tras un tie break desastroso (que termina 7-1) no habrá un tercer set. El español ha estado quizás lento de piernas y por eso no ha podido encontrar modo alguno de poner en apuros al serbio.

ROLAND GARROS – 7 DE JUNIO DE 2013

rolandgarrosTras perder la corona de Monaco, conquistada durante nada menos que en ocho ocasiones consecutivas, Rafa se encontró a sí mismo en Roma y Madrid y afrontaba Roland Garros jugando como hacía mucho tiempo que no se le veía jugar en París. Las primeras jornadas del Grand Slam que cierra la temporada de tierra batida hacen olvidar por momentos que hace tan sólo cuatro meses Rafa estaba completamente fuera de la competición.

Del partido destaco dos momentos. En el cuarto set, con 5-4 a su favor, Rafa sirve con 30-15 en el marcador. En ese momento cojo el teléfono y llamo a mi padre, exhultantes como estamos los dos cuando el final parece tan cerca. Pero la superioridad es tan relativa que a Rafa no sólo se le escapa su servicio sino que además pierde el cuarto set. La batalla, decantada a favor de Nadal en tantos momentos del encuentro, se iguala a dos sets, y el quinto comienza con Nadal en ese tipo de barrenas que sólo un Djokovic crecido ante la posibilidad de hacer historia es capaz de lograr.

El segundo momento llega en el quinto set, cuando el partido comienza a convertirse en un monumento al tenis desde que Rafa es capaz de contrarrestar el empujón del serbio y recuperar su servicio. Con los dos jugadores poniendo sobre la pista lo mejor de sus capacidades, la épica batalla adquiere niveles dramáticos cuando un smash de Djokovic entra… punto éste que termina con el serbio dando un traspiés y cayendo sobre la red.

La fotografía de ese momento nos muestra un Nadal que cierra los ojos al ver que el smash entra… y que abre los ojos, alzando la vista y señalando con el brazo izquierdo, sin apenas gesticular, todo lo que ocurre tras el smash en el otro lado de la pista. Djokovic ve la bola para el smash, se coloca para golpear la bola… y allá va, queriendo ganar todo Roland Garros con ese golpe; tropieza, se precipita sobre la red, cae, cae… tocando la red. Mira al árbitro como diciendo “a mí nadie me dijo que no se podía tocar la red”

El drama deja paso al delirio cuando el quinto set se va al 5-5, al 6-6, al 7-7… con el número uno del mundo aspirando a la final del Grand Slam que le falta, con el Mosquetero llegado del vacío aspirando al imposible de recuperarlo… y el delirio se transforma en leyenda con la última bola de Rafa que le da el 9-7. Una bola que deja a Rafa a un paso de recuperar la Copa que conquistará frente a Ferrer. Su tío, Toni, estalla en lágrimas al final del encuentro. Porque llorar es, a veces, lo único que se puede hacer cuando ya no se puede hacer nada. Y qué más se puede hacer cuando se vuelve de la nada y se consigue todo.

US OPEN – 9 DE SEPTIEMBRE DE 2013

“If I can make it there…” Frank Sinatra, NEW YORK, NEW YORK

tenis-and-the-city-nueva-york-us-openHacía ya tiempo que Rafa había roto esa barrera que parecía impedir a los españoles ganar el Us Open. Lejos quedan las victorias de Manolo Santana (1969) y Manuel Orantes (1975). Nadal está ante una nueva final, un nuevo partido frente a Djokovic, tras un torneo en el que a la postre se habían clasificado nada menos que tres españoles para los cuartos de final (Ferrer, que caería eliminado ante un Gasquet intratable; Robredo y Nadal, que disputarían el duelo fratricida de los cuartos).

Dominio absoluto del español durante un primer set que se resuelve con un claro 6-2. Con pocas dudas había muy poco margen para reflexionar, sobre todo cuando las cuentas salían sobre el papel. Pero la lógica no lo es todo en el deporte, y menos aún tal vez cuando se juega contra el número 1 del mundo. Podemos preguntarnos si el segundo set hubiera podido terminar de otra manera de haber logrado Rafa convertir una bola de break que tuvo a su disposición… pero como dice la canción, nunca es lo que pudo haber sido, y Djokovic logra igualar la contienda a un set.

El tercer set es extraño. Tras revisarlo, vuelvo a tener la misma conclusión: tengo la contradicha impresión de que Djokovic juega ese set mejor que Nadal, y sin embargo lo pierde. ¿Es por no saber cerrar el set? Un Djokovic con la madurez actual… ¿Es por fallar en los momentos inoportunos? Quizás… ¿Es la abrumadora precisión de Nadal? Puede que sea una mezcla de los tres. Y puede que esa contradictoria mezcla de sentimientos sea lo que lleve al serbio a desaparecer, literalmente en el cuarto set.

El tenis se rinde una noche más a un Rafa deslumbrante. Otra gira más, la americana, en pista rápida, saldada con un récord de victorias y con el Grand Slam de Nueva York. Pedir más es casi lo imposible sobre lo imposible. Dos objetivos aparecen entonces en los hambrientos rumores periodísticos: Paris-Bercy y la Copa Masters.

ATP WORLD TOUR FINALS – 11 DE NOVIEMBRE DE 2013
EL EPÍLOGO DEL MILAGRO

WTF2013_London_Land.8MAN_1024-768Ya es noviembre. Mediado el otoño el calendario de la ATP fija el último torneo del año. El escenario es un O2 de ensueño que recibe con una presentación espectacular a los ocho mejores jugadores del año. Y Nadal llega mirando al resto desde su recién recuperado primer puesto de la ATP.

Ha sido un año de tantas emociones que las sensaciones se concentran instantes antes de la final. Todo parece tan fácil visto desde fuera, desde lejos… pero es imposible entender la dimensión de lo logrado en 2013 por Nadal y su influencia en la historia del tenis sin pararse a reflexionar que venía de la nada, y que cada partido sufrido, cada torneo ganado, cada pelota disputada, ha sido casi un milagro habida cuenta del resultado.

Otra final, la última del año. Djokovic se presenta esta vez con dos importantes precedentes: la derrota en la Arthur Ashe, donde bajó los brazos impotente, y la final de Paris, donde recuperó su mejor nivel y se mostró muy superior. Y recuerden que hay quien dice que más vale tarde que nunca. Y en cierto modo, así es: Djokovic no falló en ningún momento, menos aún en los momentos importantes. Se mostró completamente inabordable, pese a las dudas que había mostrado en los partidos previos. La temporada termina y me quedo con una sensación agridulce: la temporada prácticamente perfecta se termina con el ligero vacío de una última derrota que no rinde homenaje a lo logrado por Nadal durante todo el año.

Terminada la temporada se apagan los focos. Agotados el resto de calificativos para referirse a Nadal no queda más remedio que rendirse a la evidencia y reconocer que ha superado cualquier tipo de expectativa y trasciende ya, formando parte de la historia viva de este bendito deporte, y siendo en sí mismo una leyenda.

Rafa, el mejor de 2013.