29 de abril de 2014

No lo sé, Ted.

CONTIENE POSIBLES SPOILERS

Vi tus primeras andanzas unas semanas antes de despegar por primera vez hacia Niza, aquel verano de 2008 en el que España se proclamó Campeona de Europa de fútbol, Rafa ganó su tercer Roland Garros, Contador ganó el Tour de Francia y la racha se alargaría hasta la plata olímpica de baloncesto lograda por España en Pekín.

Como ves, disfruté de tus primeras andanzas en un momento de cambio, justo antes de aterrizar en el lugar que hoy me acoge con la casualidad de los caprichos del destino.

Conocí a Barney, sus bromas con estilo y su forma de ligar con clase. Conocí a la pareja ideal, encarnada en Marshall y Lily. Conocí además a Robin, esa guapísima chica morena con cuya mirada te tropezaste una noche en el bar del barrio. Y te conocí a tí, conocí a tu personaje y conocí tu personalidad, magníficamente descrita en estos lares.

Desde entonces, terminé la carrera, hice mi máster, hice mis prácticas y comencé a trabajar. Arriesgué y a veces gané y otras perdí, como me seguirá pasando, como a todo el mundo que conozco. Porque todo el mundo que conozco, desde entonces, emprendió proyectos, arriesgó, y a veces ganó y otras perdió. Pero nunca dejé de sentir que avanzaba, muy a pesar de las tristezas o alegrías dejadas en el camino. Igual que siento que los que estaban a mi alrededor han avanzado.

Vi tu último capítulo y no pude dejar de sentir una extraña sensación de vacío. No pude evitar pensar “joder, Ted, todos estos años contándole a tus hijos la historia de cómo conociste a su madre, describiendo las peripecias de tu vida… para terminar volviendo al lugar de origen

Y yo no lo sé, Ted. No puedo saber si todos, en algún oscuro rincón de nuestro corazón, deseamos con todas nuestras fuerzas volver atrás en el tiempo a aquella tarde en la que el sol no debería haberse puesto, a aquella noche en la que el bar no debió cerrar, a aquel viaje cuyo tren llegó a destino demasiado pronto…

Yo no quiero ponerme a hacer una profunda reflexión sobre los personajes de una serie que se trata de una comedia de situación. Yo quería la historia de cómo conociste a la madre de tus hijos y es lo que me contaste. Punto. Desde esa perspectiva, la serie ofreció lo que prometía. Y sin embargo, me queda un regusto amargo, como ese último trago de café sin azúcar que lo endulce. Supongo que esa es la vida, no tener siempre todo lo que esperamos. Pero tus personajes giran en torno a los mismos planteamientos de principio a fin, y tú mismo vuelves al punto de origen después de todo lo vivido.

Pues quizás. Pero es algo que a mí, sinceramente, no me convence.