5 de noviembre de 2014

Los problemas de España antes del domingo

Estamos a miércoles, 5 de diciembre de 2014, y quedan exactamente 4 días para que veamos lo que finalmente sucede el domingo en Cataluña.

A cuatro días vista, la situación puede resumirse como sigue: el Tribunal Constitucional español ha declarado que los dos formatos de consulta que el Gobierno de Cataluña había propuesto son contrarios a lo establecido en la Constitución y por lo tanto ilegales; por su parte, los partidos separatistas catalanes (y todos aquellos ciudadanos que les votan, les apoyan y les respaldan) ya han dicho que la votación va a llevarse a cabo sí o sí; y mientras tanto, el Gobierno de España aplica en su más estremecedora versión el laissez faire, laissez passer.

Necesitamos entender el funcionamiento de los instrumentos de una democracia

En realidad, una de las cosas que ocurren en España es que no entendemos cómo funcionan los instrumentos de la democracia que tenemos. Es por ello que cuando abrimos cualquier periódico o entramos en cualquier discusión sobre los errores de la democracia española, se lee cualquier barbaridad y aparece la frase “no tenemos democracia” en cuanto uno intenta argumentar por qué una consulta regional, así sin más, no es legal.

Una democracia existe porque existe el derecho a votar; pero además, una democracia existe porque existen una serie de procedimientos de votación destinados a canalizar ese derecho al voto garantizando la seguridad y el rigor de los resultados; y sobre todo, una democracia existe porque existen una serie de instituciones, votadas por los ciudadanos, que se encargan de “emitir leyes”, “ejecutarlas” y “asegurar su cumplimiento”.

Es necesario entender, en mi opinión, que la democracia no es un régimen de libertad absoluta; la democracia no permite hacer lo que queramos cuando queramos sino que pone a nuestra disposición una serie de instrumentos y organismos para que propongamos y, en su caso, se aplique lo que nosotros proponemos si así lo desea la mayoría.

La dificultad de continuar juntos sin la Educación

Entre los grandes errores de la democracia española está el de querer configurarse como una Confederación de Estados para satisfacer los delirios nacionalistas de unos pocos; y el de no dudar en dejar materias que incumben al conjunto del territorio nacional en manos de los gobiernos regionales: como es el caso de las lenguas y sobre todo, la Educación.

La Educación española es un fiasco por dos razones: una, los gobiernos centrales que se han sucedido en el poder desde los años 80 han sido incapaces de ponerse de acuerdo en establecer un plan de educación a largo plazo, con independencia del partido que estuviera en el poder, que garantice la fiabilidad y los resultados de las futuras generaciones; y dos, el problema de un sistema educativo inestable se agrava cuando los gobiernos regionales no respetan artículos básicos de la Constitución de todos y empiezan con las “anécdotas” de enseñar sólo en la lengua regional.

Ya saben, se empieza por enseñar sólo en la lengua regional, y se termina por no mencionar la palabra España en los libros de texto de infantil. Nimiedades.

No es un problema esencialmente político, sino legal

Recuperando una de las ideas de párrafos anteriores, vuelvo sobre las razones por las que una democracia funciona: los actores que participan en ella asumen el marco en el que actúan, aceptan la manera en que deben actuar y acatan las consecuencias de no hacerlo así.

Actualmente España tiene tres problemas fundamentales: uno, el de la crisis económica; dos, el de la corrupción; y tres, el de hacer cumplir con las leyes (que se deriva del segundo)

Bien, el problema no es que se proponga celebrar una consulta regional para votar cualquier cosa. El problema es que nuestras instituciones no pueden garantizar el cumplimiento de las leyes; de la misma forma que no pueden (o hasta ahora no han podido) impedir la corrupción, son incapaces de garantizar la normalidad en el desarrollo de nuestra democracia.

“Que no sea legal no significa que no pueda llevarse a cabo”. Ya sea cuando hablamos de dinero, ya sea cuando hablamos de redibujar fronteras. Y aquí tenemos el resultado.

Pero los anti-demócratas son ellos, que están jugando con la estabilidad del país

Y termino. Hay una acusación que no deja de ser graciosa por parte de los separatistas: y es la de llamar “anti-demócrata” a quien insiste, como el que escribe, en que la votación del domingo no debería tener lugar porque no es legal. También es verdad que en este proceso ha habido insultos para todos los gustos: pobres, vagos, ladrones, fascistas…

Lo que no permite hacer la ley no es legal y por lo tanto no puede hacerse. Por mucho que una mayoría esté de acuerdo en no querer pagar impuestos, por ejemplo. Esa es la diferencia entre vivir en una democracia estable o vivir en un chiringuito en el que mañana los rojos o los grises pueden decidir si se puede salir a la calle o no.

El domingo no se puede ir a votar porque la decisión del territorio español incumbe al conjunto de los ciudadanos españoles. Y eso es así porque hay una Constitución que votamos todos y que dice exactamente eso. Si hay quien, en un delirio de independentismo y necesidad de poder, no tiene la suficiente madurez como para entender las exigencias de una democracia, es una lástima. Pero los anti-demócratas son ellos, no nosotros.

Buen miércoles a todos. Voy a desayunar, que se me enfría el café.