31 de agosto de 2014

En el ocaso de agosto

Mientras el último rayo de sol de un inolvidable mes de agosto desaparece detrás de las montañas, observo cómo el horizonte se va oscureciendo lentamente, como un telón que al bajar indica el final de la obra. El final de una maravillosa obra de teatro.

Agostos ha habido y habrá irrepetibles por uno u otro motivo. El verano, el sol, los días que no terminan y las tardes que empezaron de picoteo y terminaron a altas horas viendo amanecer a orillas del Mediterráneo. Que cada uno ha tenido agostos para contar y escribir miles de tomos de aventuras increíbles. Agosto fue el undécimo mes lejos de mi casa, de mi tierra. Fue el mes en que casi, casi dejé de contar hacia atrás para casi, casi empezar a contar hacia adelante. Y como muchas veces es en el medio donde está lo más auténtico, miré hacia atrás para contar 31 y al rato estaba disfrutando de un verano más con mi familia en mi casa.

Agosto se cierra una maravillosa tarde de verano en el segundo día del Mundial de baloncesto. Una mirada atrás me permite añadir a estas líneas la curiosidad de que la España de basket es de los pocos elementos que me unen a mi pasado aquí hace seis años. Y hace cuatro en Benicassim. Y hace ocho en Oviedo. Una mirada atrás que se empaña de la inesperada visita de unos amigos que se dejaron caer (si es que “dejarse caer” es expresión para referirse a 900 kilómetros de carretera) por Niza. De repente nos volvimos a ver tres años después y nos dimos cuenta de que hemos cambiado en muchas cosas pero hay cosas que nunca cambiarán.

Agosto se cierra con un apretón de manos, alguna que otra pérdida de paciencia, una cuenta atrás que está en 12, un beso y una carta a medio terminar, que es esta.

Mañana amanecerá, será septiembre y el futuro aparecerá ante nosotros planteándonos tantos retos como sorpresas. Septiembre traerá el primer viaje a España en doce meses; ahórrense condescendencias y palabras de halagos, ya que sólo aquellos que han experimentado el mismo apego por su tierra y han estado el mismo tiempo sin pisarla pueden hablar con propiedad.

Yo termino este peculiar resumen de mes añadiendo una reflexión: la de que probablemente haya muy pocas cosas más útiles en esta vida que exprimir al máximo las oportunidades que tengamos para disfrutar de los momentos en familia. Para todo lo demás, despertadores y cuentas corrientes, ya tenemos la rutina diaria.

Cae la noche. Termina agosto. Telón.