19 de diciembre de 2017

Soñando entre líneas

"Cualquiera puede soñar cuando duerme, pero hay que soñar siempre, y explicar los sueños en voz alta, y creer en ellos"
Andre Agassi, ex jugador de tenis, autobiografía "Open"
Portada de "Open", autobiografía de André Agassi

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André Agassi publicó su autobiografía hace ahora dos años. El ex tenista estadounidense llegó a ser número uno del mundo del circuito ATP y uno de los mejores tenistas de la historia. En su libro, escrito por el premio Pulitzer J. R. Moehringer, revela algunos de los detalles más importantes de su vida.

Desde que siendo un niño comenzara la formación con su padre, a través del libro recorreremos las distintas etapas de la vida de Agassi hasta la disputa de su ultimo encuentro como profesional. La historia se desliza entre torneos, lesiones y romances conclusos hasta que conozca a quien sera el amor de su vida. Los detalles de la narración desvelan la personalidad de un tenista misterioso, rebelde, excesivo, enamorado y quizas por todo ello, auténtico.

De lo puramente deportivo destaco tres detalles del libro. En primer lugar, hay algo que marcó la vida de André Agassi y es el hecho de haberse dedicado al tenis por orden de su padre y no por voluntad propia. Cuando tuvo la oportunidad de escoger no eligió el tenis pero no le quedó más remedio que continuar en el mundo de la raqueta. Eso marcó para siempre su actitud en la vida y en las pistas.

Agassi, además, cargó sobre sus hombros con la frustración de su padre tras fracasar en su empeño porque sus hermanos se dedicaran al tenis. La presión ejercida desde sus primeros raquetazos por su vehemente progenitor creará en André una necesidad casi constante de escapar de esas líneas entre las que sentia que querían encerrar su vida.

Sorprendente es, por último, que su increíble talento no fuera suficiente para llegar a la cima. No, al menos, hasta que en su vida se cruzó Brad y le pidió que dejara de querer ser el mejor jugador del mundo cada vez que salía a la pista. Así logro abandonar el estrés con el que salia a la pista en cada partido importante y dar un paso adelante en su carrera deportiva.

"[...] Ahora, al intentar conseguir el tiro perfecto en cada jugada, dispones las probabilidades en tu contra. Asumes un riesgo excesivo. Y no te hace falta asumir tanto riesgo. A la mierda el riesgo. [...]"

De lo personal, dos pinceladas puntuales de una vida singular llamaron mi atención. Por un lado, la pericia del protagonista para conquistar el amor de Steffi Graff. Es interesante la confesión de Agassi sobre sus sentimientos al ver a la también ex-número 1 del tenis mundial por primera vez. Dos almas unidas gracias, justo es reconocerlo, a un poco de audacia.

Por otro lado, la entrega de Agassi a su proyecto de escuela para niños sin recursos dio sentido a su vida cuando parecía perder el rumbo. El carácter de su padre y los métodos de la academia de Nick Bolletieri jugaron sin duda un papel fundamental en el desarrollo de su carácter. Agassi detestaba el tenis y no encontro la paz de espiritu hasta que pudo dedicarse al tenis para hacer algo por los demas.

Recomiendo el libro por la facilidad de lectura, por el trasfondo de búsqueda permanente que Agassi deja ver entre líneas y porque está escrito como se lee, con agilidad y ocurrencia. Agassi, con su libro, nos lleva a recorrer su vida. Una vida de otro tiempo, de un jugador de otra época que tuve la oportunidad de disfrutar frente al televisor alguna noche de US Open junto a mi padre. Una etapa aquella, en que el mundo se movia más despacio, se buscaba a sí mismo y no podía encontrarse en Google.

Una biografía interesante para encontrar la paz en un mundo que nos arroja a las tinieblas.

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"Qué lindo es soñar. Pero los sueños -le digo a Gil durante uno de nuestros momentos de calma- cansan mucho"
Andre Agassi, ex jugador de tenis, autobiografía "Open"
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16 de diciembre de 2017

La patria olvidada

Esta es mi reseña del libro “Patria”. Un libro que no me ha dejado indiferente y que merece algunas palabras por mi parte, bien sea como recomendación para algún lector con ganas de leerlo o bien para alguien que lo ha leído y viene con intención de contrastar opiniones. Ahí va la mía.

Aviso: contiene detalles de la trama y fragmentos extraídos del libro, atención pues todos aquellos que AÚN no han leído el libro.


El infierno etarra en las calles

La propuesta que Fernando Aramburu realiza al lector con la novela es atrevida: se trata de una bajada al infierno de los peores años del terrorismo etarra. Al comenzar la historia y con el paso de las páginas nos vamos sumergiendo en un País Vasco oscuro, agobiante y pesado. La lectura del libro es un ejercicio de pesimismo constante. Qué esperaban, tratándose de una historia del terrorismo etarra y sus consecuencias.

Fernando Aramburu describe una vida aparentemente normal, mostrando sin sutilezas los fantasmas del terrorismo etarra. El libro refleja sin pudor cómo se justificaban los asesinatos en un infierno en que todo era normal para quienes callaban ante los absusos, el chantaje, la discriminación y la violencia de la banda terrorista ETA. Al fin y al cabo, siempre pasa igual con el poder: todo es "normal" para quien está de parte de quien lo ostenta.

Un desarrollo minucioso y detallista desde el principio termina sin embargo precipitadamente, dando saltos hacia adelante por querer, tal vez, abarcar demasiados años. A fin de cuentas, casi tres cuartas partes del libro describen la caída de Joxe Mari en manos terroristas, su ingreso formal en ETA y sus primeros atentados; tan solo la última parte intenta profundizar en el siempre complejo proceso que empuja al ser humano a arrepentirse y pedir perdón por lo que ha hecho.

Primero mataron, después se arrepintieron… y luego, ¿qué?

La narración de ese arrepentimiento es uno de los episodios que más me interesaban, y es precisamente ahí en donde creo que Fernando Aramburu patina un poco. El arrepentimiento y el perdón, inherentes a algunas de nuestras decisiones vitales más importantes, me resultan especialmente misteriosos cuando tienen que ver con criminales. "Patria", concienzuda descripción de una época, termina con un "perdón" que Joxe Mari cuelga con pinzas en una carta escrita a la viuda del Txato. Un perdón que, lejos de aliviarme, no hace sino alimentar mi curiosidad con preguntas que vienen a mi cabeza por las noches.

Ninguna de las setecientas victimas mortales de ETA va a volver a la vida para aceptar las disculpas de los asesinos. Así que, ¿de qué sirve? ¿Por qué piden perdón los terroristas, representados en el personaje de Joxe Mari? ¿Por la presión del grupo, por la astucia de su hermana Arantxa? Me pregunto si Joxe Mari pide perdón por la misma razón por la que de joven apretó el gatillo: simplemente le pidieron que lo hiciera. No una ni dos, sino varias, muchas veces. Luego se arrepiente. Claro que se arrepiente, porque es un hombre, no es un monstruo… pese a todo. Y después, ¿qué?
"[...] os pido perdón a tí y a tus hijos. lo siento mucho. Si "podría" ar marcha atrás al tiempo, lo haría. No puedo. Lo siento. Ojalá me perdones. Ya estoy cumpliendo mi castigo. Te deseo lo mejor, Joxe Mari."
El perdón de un criminal de ETA tiene mucha tela que cortar. Sobre todo, en este momento en que el destino nos acorrala contra la pared de la historia y tenemos que gestionar el perdón pedido por algunos asesinos. No olvidemos que incluso en ese contexto de perdón, la lucha contra el terrorismo debe continuar. No encontré ninguna clave para ello en el desenlace de “Patria” y a continuación explico por qué.

La "nada" final, peligro inminente

Un relato valiente como es el de "Patria", previsible pero no por ello falto de mérito, se muestra falto de contundencia a la hora de abordar la etapa final de quienes están en la cárcel. No se describe en qué consiste el arrepentimiento de un terrorista, por qué se produce y cómo una víctima puede aceptarlo. El prisma del terrorista que recoge el arrepentimiento y el perdón queda en este relato cogido con alfileres.

El perdón de Joxe Mari no contribuye a la reconciliación entre Miren y Bittori, esposa de un viejo amigo del Txato y esposa del Txato respectivamente. ¿Cómo es posible pensar que el perdón de un terrorista puede ayudar a la reconciliación de una sociedad si no consigue la reconciliación de dos seres cercanos en el tiempo y el espacio?
“El encuentro se produjo a la altura del quiosco de música. Fue un abrazo breve. Las dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada”
Lo mejor del libro es su carácter histórico, la descripción de ambientes, el retrato de lugares, la fotografía de personas. Es una representación clara de lo que sucedió en una patria olvidada y es un homenaje muy emocionante para todos los que sufrieron aquel infierno. Matar era normal si no gritábamos la consigna correspondiente, y si hay alguien a quien no le escandaliza esta frase es que la historia no está clara para algunos.

Leedlo, recordad... no olvidéis

Quizá "Patria" no sea el libro que cuenta las cosas todo lo bien que me gustaría pero en cualquier caso pinta a la perfección lo que el terrorismo etarra provocó en el seno del pueblo vasco y en el alma de la nación española. 

"Patria" me parece, en definitiva, un relato contra el olvido y un bonito canto a la memoria. Pese a sus sombras, gracias a sus luces, y en definitiva, por todo lo dicho, lo considero un libro necesario.

3 de diciembre de 2017

No hay otra España

"Me voy muy contento; tanto como si hubiera ganado una medalla. Nunca olvidaré esta semana"
Sergio Scariolo, 26 de noviembre de 2017

La historia de los Doce del Patíbulo

Una tarde de invierno en que la biblioteca no tenga mas libros para pasar el rato, podemos dedicar dos horas de nuestra vida a ver la película Doce del Patíbulo. Un clásico del cine bélico y un peliculón en toda regla.

La película, adaptación de la novela homónima de Erwin Nathanson, narra la historia de un comando que tiene la misión de infiltrarse y terminar con varios objetivos nazis en una mansión en Rennes (Francia). El comando estará formado por peligrosos criminales a quienes el Mayor Reisman deberá formar, cohesionar y dirigir para que la misión tenga éxito.

Una disculpa por la comparación


Se me ocurrió comenzar esta entrada de una forma original, citando una de mis películas favoritas, para dedicarle unas lineas a la Selección Española de baloncesto, que este fin de semana nos ha dado una nueva alegría (y van...)


Para que el símil funcione hay que poner a Scariolo en la piel del Mayor Reisman, que dirigirá a su peculiar grupo de renegados. Entiendo, además, que para completar esta introducción obligo a comparar la historia de unos jugadores de baloncesto con la ficción de unos criminales. Acepten pues mis disculpas aquellos que consideren semejante introducción una salida de tono y sigan leyendo antes de bajarse del barco.

No hay (necesidad de) otra España


La disputa de la próxima Copa del Mundo de Baloncesto está condicionada a lograr la clasificación en la fase de "ventanas". La FIBA ha concebido estas "ventanas" en forma de partidos cada ciertos meses entre las diversas selecciones candidatas. Una de las condiciones para la disputa de estos encuentros es que no son seleccionables aquellos jugadores que formen parte de clubes participantes en la Euroliga o de los equipos de la NBA.

España llevó a su último europeo masculino una buena docena de jugadores que, debido a las condiciones impuestas por la FIBA, no pueden ser seleccionados para participar en las "ventanas".  Con los jugadores considerados "primeros espadas" ausentes llegamos al lunes pasado. Estaremos de acuerdo en que era muy difícil concebir una selección sin algunos de los grandes nombres que han vestido la camiseta nacional durante una era interminable. Es difícil hacerse un hueco en una selección donde han jugado los mejores, y es casi imposible hacerlo convenciendo de antemano al personal ("qué vamos a hacer sin Gasol" y otras grandes palabras alimentadas por la prensa)

Una semana después, tenemos un maravilloso 2-0 en la fase de clasificación para el próximo mundial. No ha sido gracias a "otra" España. No era otra España la que iba a participar en las ventanas de este fin de semana, era España misma. Oliver, Colom, Vidal, Llovet, Vazquez y compañía nos han mostrado que España tiene talento, y sobre todo, ganas. Fueron a Montenegro como renegados y salieron de Burgos con un hueco en la historia del baloncesto.

Cierto es que al fin y al cabo un 2-0 en la fase inicial de clasificación para un Mundial no es una hazaña irrepetible. Pero sí es, en cualquier caso, una hazaña que muchos pintaron como inalcanzable para los "segundos" y "terceros" espadas de nuestro baloncesto masculino. Las emociones ya reposan mas tranquilas, una vez terminado el fin de semana y la primera de las ventanas. Es justo reconocer que si en lugar de tener un 2-0 hubiéramos vuelto con un 0-2, la tinta aún seguiría corriendo para criticar y buscar responsables. Me parece justo que, por una vez, la tinta siga corriendo para elogiar a quienes no desaprovecharon la oportunidad que el destino les brindó para defender la camiseta nacional.

 Ellos, los verdaderos protagonistas, seguro que nunca lo olvidarán. 


En la foto: Llovet, Oliver, Garcia, Fernandez, Vicedo, Vidal, Colom, Saiz, Vazquez, Pauli, Rabaseda y Arteaga. Ya son historia. Foto: ACB.com