21 de marzo de 2014

The Beach Boys, Pet Sounds, y la madurez perdida y encontrada

Wouldn't it be nice if we could wake up
In the morning when the day is new
And after having spent the day together
Hold each other close the whole night through...

The Beach Boys – Wouldn’t It Be Nice (Pet Sounds, 1966)

Después de los primeros éxitos de los Beach Boys en la primera mitad de los años sesenta, a base de canciones dedicadas al verano, a las chicas y especialmente al surf, parecía impensable que la música del grupo pudiera evolucionar para buscar algo mas que sol y playa en las letras de sus canciones.

Y sin embargo, sucedió.

Aquellos meses de Enero y Febrero de 1966 terminaba una gira que los Beach Boys habían emprendido por Hawái y Japón. Todos los integrantes formaron parte de aquella expedición, salvo uno: Brian Wilson.

Brian había quedado asombrado con el resultado que los Beatles lograron con su álbum Rubber Soul. Tanto fue así que después de un período falto de inspiración se animó a continuar su trabajo, a fin de mejorar la calidad de lo hecho hasta entonces y tratar de superar a la banda convertida en principal competidora.

Nuevos sonidos, nuevos instrumentos, nuevas ideas y nuevas letras fueron utilizadas en la composición de las canciones que darían lugar al álbum que de alguna manera cambió el rumbo del grupo. Después de cinco años y diez álbumes de interminables tardes de surf, noches de playa y chicas, Brian Wilson se rodeó de nuevos colaboradores y abrió la obra del grupo a una música que buscaba algo más. El 16 de mayo de 1966 los Beach Boys publicaron Pet Sounds.

Y ese álbum supuso, para bien y para mal, la entrada en una etapa más madura de la música del grupo. Después de Pet Sounds, no sólo el talento musical siguió jugando un papel importante en la historia del grupo, sino también los problemas personales, las drogas, y las tensiones entre los miembros del grupo. A partir de entonces, los Beach Boys entraron en una etapa de continua inestabilidad: Brian Wilson tenía muchísimos problemas con las drogas, lo que influyó en la relación con el resto de miembros de la banda, y la discográfica con la que trabajaban los Beach Boys, Capitol Records, decidió no renovar su contrato.

Pet Sounds, que en principio podía haber sido el inicio de algo más grande, fue de alguna manera un punto final en la evolución del grupo.

La madurez, en ocasiones, parece traer puntos que transforman nuestra vida. A veces, es como si tras un logro sorprendente nuestra vida no pudiera hacer sino mejorar. Otras veces, es como si la espiral de sucesos negativos nos ahogara y nos impidiera ver la forma de salir. Podemos ser capaces de lo mejor, de transformarnos a nosotros mismos y obtener resultados a priori inimaginables. Es lo milagroso de la vida… aunque parece difícil vernos a nosotros mismos a través del espejo en donde siempre soñamos estar pero adonde nunca nos creímos capaces de llegar.

The poor cook he caught the fits
And threw away all my grits
And then he took and he ate up all of my corn
Let me go home
Why don't they let me go home
This is the worst trip Ive ever been on

The Beach Boys – Sloop John B (Pet Sounds, 1966)

Me gusta Pet Sounds porque sus letras plantean cuestiones, su música se hace preguntas, el grupo se revisa a sí mismo y el sol ya no es eterno. Que el disco fuera una victoria me da un poco igual, pero me atrae esa capacidad de los artistas de reinventarse a sí mismos; y a la vez, me entristece esa cierta incapacidad de mantener la cordura después de hacerlo. Como quien se ve madurar, y a la vez, se aterra ante el poder que se desata dentro de uno mismo al contemplar el punto donde está ahora y el camino recorrido hasta el presente.

I may not always love you
But long as there are stars above you
You never need to doubt it
Ill make you so sure about it
God only knows what I'd be without you

The Beach Boys – God Only Knows (Pet Sounds, 1966)

10 de marzo de 2014

Madrid, desde Niza, 10 de marzo de 2014

Mientras en Ucrania se asoman peligrosamente a un conflicto inminente…

… miro el reloj. 10 del 3. Y mañana, nos asomamos al décimo aniversario de un día que lo cambió todo.

La única reflexión que soy capaz de hacer en este momento es la del recuerdo de un instante en el que parecí despertarme un poco más al mundo en el que vivimos.

Adornado con ese aura que sólo la nostalgia es capaz de aportar, el pasado se presenta esta vez a través del prisma de diez años de proceso vital. Lejos de las investigaciones, de los análisis, de los editoriales, lejos del mundanal ruido, mañana, a las 7.40, unos trenes recorrerán el camino que a otros les fue prohibido. Unas personas vivirán en lugar de quienes no tuvieron derecho a hacerlo a partir de aquel día.

Al abrir los ojos, mirar el calendario, y pensar que realmente ha pasado mucho tiempo desde entonces, siento vértigo. Pienso si nuestros actos les rinden homenaje; si nuestras obras les hacen justicia; si nuestras vidas, en fin, son dignas de quienes no han podido vivirla. Y para evitar que mis palabras conviertan esto en un delirio de grandeza, me limito a recordar las lágrimas de una tarde amarga como pocas ha habido viendo el televisor.

Los trenes, abiertos de par en par al cielo de invierno. Los cuerpos, abandonados sin vida. Alguien grita en una esquina, alguien viene en su ayuda, otros corren, otros miran a su alrededor sin ver nada… tal es la magnitud del desastre con el que nos encontramos aquella mañana.

Volverá a ser 11 de Marzo. Diez años después, mirando la fecha y pensando en el ambiente, siento que hay demasiado pesimismo como para ser capaz de llenar esta página de esperanza. Lo único que nos queda es el recuerdo de quienes nos dejaron y la esperanza de que perdonen nuestro olvido, para quitar la indiferencia que llena el vaso que construimos como monumento y trabajar, supongo, para que este mundo sea mejor.

El mecanismo, además, no ha cambiado demasiado: son ellos quienes toman las decisiones y somos nosotros quienes de un modo u otro las pagamos.

En la distancia te lloro, España.

En la distancia os recuerdo, a quienes os fuisteis, a quienes sufristeis, a quienes perdisteis algo irrecuperable.

Through this fields of destruction…–Dire Straits “Brothers In Arms”