8 de febrero de 2010

Ricky volvió… y no pasó nada.

(Del hilo del Joventut en el foro de acb.com)

Ey, ya terminó el partido. Mi padre decía que no merecía la pena verlo.

Se equivocaba.

He oído a los comentaristas de la tele decir que el público de Badalona al final ha terminado aplaudiendo una acción de Ricky. Nosotros, los verdinegros, somos los que en su momento más defendimos a Ricky. Cuando aquello del "ay que ver este chico, que no va a llegar a ninguna parte cuando Aíto no le entrene", cuando eso de "ay que ver este chico, si no aprende a tirar no llegará a ninguna parte". A nosotros, los verdinegros, no tienen que darnos en lo que a baloncesto se refiere lección ninguna. Descubrimos las virtudes de Ricky cuando a blaugranas y merengues, especialmente, les costaba un riñón, Dios y ayuda decir algo bueno de él. No, señores. No tienen que darnos lecciones sobre qué jugadores son buenos. Y Ricky, en esto del baloncesto, es un fenómeno.

Pero he visto, además, jugar a nuestro "pequeño" Franch. Qué maravilla, ¿verdad?

Podemos estar horas y horas discutiendo con los clubes de fútbol sobre el mérito y el sentimiento y todas esas cosas. La discusión no tiene sentido: cuando su jugador franquicia, Juan Carlos Navarro, se retire, su sucesor será quién, ¿Lakovic? ¿Mickael? Nosotros, en una tarde, hemos podido ver que Josep Franch va a darnos tardes enteras de alegría y diversión.

Tal vez sea de masocas encontrar orgullo en la derrota de hoy. Pero es que no puedo hacer otra cosa más que pensar en que tenemos recambio para cada uno que se va. Han sido tantas veces las que parecía que nos perdíamos, y de repente, algunos de esos jóvenes aparecía para recordarnos por qué somos de este equipo.

Igual en el baloncesto de hoy ya no hay lugar para el romanticismo. Seguro que no. Pero de vez en cuando soñar con que es posible que sí haya un huequecito, por pequeño que sea, en el que sea más importante el verdinegro del Joventut que el verde del dinero, eso, amigos, no tiene precio, y está al alcance de muy pocos.

Qué rápido se van todos, y qué rápido seguimos encontrando nuevos talentos. Prefiero eso que una vitrina llena de títulos.

Visca la Penya desde Oviedo, y a seguir.

Ricky Rubio sobrevivió en su regreso a Badalona, por mucho que muchos quisieran que hubiese sucedido lo contrario.

Y supongo que eso es lo que queda, ¿no? El orgullo de una caNtera contra el poder de una caRtera, tal y como rezaba una de las pancartas más originales en el Olímpico, el sábado.

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