10 de marzo de 2014

Madrid, desde Niza, 10 de marzo de 2014

Mientras en Ucrania se asoman peligrosamente a un conflicto inminente…

… miro el reloj. 10 del 3. Y mañana, nos asomamos al décimo aniversario de un día que lo cambió todo.

La única reflexión que soy capaz de hacer en este momento es la del recuerdo de un instante en el que parecí despertarme un poco más al mundo en el que vivimos.

Adornado con ese aura que sólo la nostalgia es capaz de aportar, el pasado se presenta esta vez a través del prisma de diez años de proceso vital. Lejos de las investigaciones, de los análisis, de los editoriales, lejos del mundanal ruido, mañana, a las 7.40, unos trenes recorrerán el camino que a otros les fue prohibido. Unas personas vivirán en lugar de quienes no tuvieron derecho a hacerlo a partir de aquel día.

Al abrir los ojos, mirar el calendario, y pensar que realmente ha pasado mucho tiempo desde entonces, siento vértigo. Pienso si nuestros actos les rinden homenaje; si nuestras obras les hacen justicia; si nuestras vidas, en fin, son dignas de quienes no han podido vivirla. Y para evitar que mis palabras conviertan esto en un delirio de grandeza, me limito a recordar las lágrimas de una tarde amarga como pocas ha habido viendo el televisor.

Los trenes, abiertos de par en par al cielo de invierno. Los cuerpos, abandonados sin vida. Alguien grita en una esquina, alguien viene en su ayuda, otros corren, otros miran a su alrededor sin ver nada… tal es la magnitud del desastre con el que nos encontramos aquella mañana.

Volverá a ser 11 de Marzo. Diez años después, mirando la fecha y pensando en el ambiente, siento que hay demasiado pesimismo como para ser capaz de llenar esta página de esperanza. Lo único que nos queda es el recuerdo de quienes nos dejaron y la esperanza de que perdonen nuestro olvido, para quitar la indiferencia que llena el vaso que construimos como monumento y trabajar, supongo, para que este mundo sea mejor.

El mecanismo, además, no ha cambiado demasiado: son ellos quienes toman las decisiones y somos nosotros quienes de un modo u otro las pagamos.

En la distancia te lloro, España.

En la distancia os recuerdo, a quienes os fuisteis, a quienes sufristeis, a quienes perdisteis algo irrecuperable.

Through this fields of destruction…–Dire Straits “Brothers In Arms”

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