13 de febrero de 2017

Facebook NO es una red social para profesionales

Hoy en día todo el mundo está obligado invitado a formar parte de una red social. De cualquiera, en uno de sus múltiples formatos, ya sea en el entorno profesional o en el ámbito de las relaciones de amistad y de pareja.

El otro día encontré un artículo que pedía a los usuarios de LinkedIn que guardaran las formas publicando artículos y realizando comentarios procedentes y a la altura de lo esperable en una red social para profesionales. En otras palabras, que hicieran el favor de usar LinkedIn para cosas serias. Leyendo el artículo pensé en algo que estos últimos meses no he podido dejar de observar: el caso contrario al que acabo de citar, es decir, el uso abrumadoramente extendido de Facebook para fines profesionales. Desde convocatorias a reuniones hasta invitaciones a procesos de selección pasando por la creación de grupos de trabajo...

Decidí cerrar mi cuenta de Facebook el 31 de Diciembre de 2016 después de varios meses planteándomelo. Pensé que tres blogs, una dirección de correo electrónico, una cuenta en Google+, otra en Instagram y otra en LinkedIn deberían ser más que suficientes para "existir" online y facilitar que quien me busque en la red, pueda encontrarme.

Pues mi gozo en un pozo: a principios de 2017 entré a formar parte de un equipo de trabajo encargado de un proyecto para este año 2017 y, ¿adivinan qué es lo siguiente que les voy a contar? Mi vida tranquila sin Facebook (no es nada personal, señor Zuckerberg) se terminó hasta que por culpa del equipo de trabajo fui obligado invitado a crearme una cuenta. Cuando me negué la primera vez y me preguntaron por qué, aparte de porque no quería (¿ahora hay que justificarse por no tener perfil en una red social? ¿Dónde estás, Aldous Huxley?) añadí que la había cerrado por motivos personales. Cuando propuse crear un grupo de LinkedIn, o un blog privado, o un grupo con nuestras direcciones de correo, o incluso (en mi empeño por no volver al redil del señor Zuckerberg) un grupo de WhatsApp, me miraron como a un marciano diciéndome que Facebook es más cómodo porque "todo el mundo tiene una cuenta". "Pues yo no tengo", respondí en un último acto de valor.

Pero mi sentencia ya estaba escrita. La presión de la mayoría me empujó a crearme una cuenta, sencilla y que cerraré a finales de año, para no quedarme al margen de posibles avisos e informaciones importantes. Sin embargo, me empeñaré en recordar día sí y día también que Facebook NO es una red social para profesionales y que NO me parece el contexto para hablar de trabajo (a no ser que nuestro trabajo tenga relación con Facebook

Termino estas líneas con una extraña sensación: la de que si no estoy en Facebook, no existo. ¿Cuánta gente tiene una cuenta en Facebook solamente porque "todo el mundo tiene una"? Tal vez, en pleno siglo XXI Vicente sigue yendo adonde va la gente, con independencia de la naturaleza del lugar.

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