Soberbia, en mi opinión, película cuyo contexto es el siempre tristemente recordado acontecimiento del 11 de septiembre de 2001. Tal y como ha comentado la crítica, el hecho de que emplee actores desconocidos la dota, posiblemente, de un acierto que no tendría si por el contrario estuviera protagonizada por "divos hollywoodienses".
Con una dirección (Paul Greengrass) que se centra, estrictamente, en ir narrando secuencialmente los sucesos que tuvieron lugar aquel día, la película va introduciendo al espectador, poquito a poco, en la piel de todos y cada uno de lo viajeros del vuelo United Airlines 93.
Al principio se nos muestra a unos terroristas suicidas, de origen musulmán, encomendándose a Alá, y convencidos de que es él quien les manda llevar a cabo su misión: secuestrar el avión en cuestión y estrellarlo contra la Casa Blanca. Durante toda la película puede verse como en ningún momento paran de rezar a Alá, salvo uno de los suicidas, que está a punto de arrepentirse en un momento dado.
Después, nos presentan cómo los responsables de tierra de las torres de control de diferentes puntos de EEUU comienzan a darse cuenta de que han secuestrado no uno ni dos, sino cuatro aviones cuyo vuelo deberia haber sido, por otra parte, rutinario. El filme va ganando ritmo y alcanza el momento álgido cuando los viajeros del vuelo que tiene el último de los "destinos", la Casa Blanca, deciden con valor plantar cara a los secuestradores.
Sin más. Sin exageraciones, ni llamadas al racismo, ni detalles de espectáculo o de show de efectos especiales... Absolutamente limitada a narrar un hecho que cambió la historia del mundo del siglo XXI. Habrá quien diga aquello de "quizá es demasiado pronto", "no es el momento adecuado". Cada uno tiene su punto de vista. Pero estamos ante una película realista que puede servir para sensibilizar a una sociedad que vive "a tope" el momento, y que, pasado un tiempo, olvida la verdadera magnitud de determinados acontecimientos. Quiero decir con esto que la película puede ser útil para entender que no sólo aquel día, sino también el día 11 de marzo de 2004, el día 7 de julio de 2005, el día 11 de julio de 2006, y quizá muchos más que no hayan llegado a nuestros oídos, murió gente inocente que en absoluto tiene la culpa de decisiones que toman los gobernantes de los países, a veces acertadas, y a veces tan equivocadas.
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