Recuerdo que era sábado, un sábado de verano que íbamos a pasar mi familia y yo a la casa que mis vecinos tienen en el pueblecito de Pajares que se llama Casorvida. Recuerdo vagamente lo que hicimos aquel día, puesto que de hace 10 años recuerdo cosas que no son concretas, pero sí me acuerdo de que estábamos sentados en una mesa, después de comer, junto a la barandilla del jardín que se abre al paisaje montañoso. Y si mal no recuerdo, ‘Bendito sea Dios’ o una frase por el estilo, es lo que dijeron los que allí estaban sentados junto a mí. Eran las cinco de la tarde y la noticia de que ETA acababa de asesinar a Miguel Ángel Blanco había llegado a través de los medios de comunicación. Esto ya no lo recuerdo, lo he tenido que leer, pero lo cierto es que por entonces Miguel Ángel aún no había muerto; los terroristas habían utilizado una bala de calibre menor para que la muerte de Miguel fuese lenta y dolorosa; por eso, Miguel no falleció hasta las cuatro de la madrugada del día siguiente.
Al día siguiente televisiones, radios y prensa presentaron unánimes su rechazo y repulsa por el acontecimiento que marcaba un antes y un después en el terrorismo de ETA. Las concentraciones en las principales ciudades del panorama nacional fueron espectaculares, las calles se llenaron de manos que pintadas de blanco y alzadas al aire pedían libertad. Y no era para menos... Terroristas siempre son terroristas, pero esto que acababa de ocurrir, secuestro, amenaza y posterior asesinato fue endiabladamente macabro (si se me permite utilizar esta expresión) como para seguir concibiendo a estos indeseables de la misma manera que España los había concebido hasta entonces. Es por eso que a raíz del asesinato a Miguel Ángel Blanco se creó el llamado Espíritu de Ermua, bajo el cual los españoles nos unimos para luchar contra ETA.
Este es mi recuerdo, Miguel, por ti y por todos los que han muerto a manos de los que dicen luchar por la libertad del pueblo vasco. Este es mi homenaje para que tu muerte no sea olvidada y para que España recuerde los motivos por los que ETA no debe figurar en ningún mapa, ni político, ni militar, ni social, ni económico
Al día siguiente televisiones, radios y prensa presentaron unánimes su rechazo y repulsa por el acontecimiento que marcaba un antes y un después en el terrorismo de ETA. Las concentraciones en las principales ciudades del panorama nacional fueron espectaculares, las calles se llenaron de manos que pintadas de blanco y alzadas al aire pedían libertad. Y no era para menos... Terroristas siempre son terroristas, pero esto que acababa de ocurrir, secuestro, amenaza y posterior asesinato fue endiabladamente macabro (si se me permite utilizar esta expresión) como para seguir concibiendo a estos indeseables de la misma manera que España los había concebido hasta entonces. Es por eso que a raíz del asesinato a Miguel Ángel Blanco se creó el llamado Espíritu de Ermua, bajo el cual los españoles nos unimos para luchar contra ETA.
Este es mi recuerdo, Miguel, por ti y por todos los que han muerto a manos de los que dicen luchar por la libertad del pueblo vasco. Este es mi homenaje para que tu muerte no sea olvidada y para que España recuerde los motivos por los que ETA no debe figurar en ningún mapa, ni político, ni militar, ni social, ni económico
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