8 de diciembre de 2008

Luces y sombras

 Sobre la mesa estaban dispuestas cuatro velas al azar.

Eran las diez de la noche de un día cualquiera y se sentó en la silla mirando al infinito, cuando distinguió, entre las sombras de su habitación, la silueta de las cuatro velas que había puesto la tarde anterior sobre su mesa. Junto a ellas estaba el libro del Caballero, con la frase que le habían dicho a él especialmente cuando lo leyó por primera vez, remarcada sobre la portada.

"¿Qué cosas, de las que hago habitualmente, me hacen feliz?" Se preguntó. Era segundo domingo de adviento y correspondía encender dos de las cuatro velas que tenía. "Mejor dicho, ¿sobre qué apoyo mi vida?" Mientras reflexionaba sobre ello cogió el mechero y encendió una vela. La llama comenzó a centellear y pronto prendió la mecha.

"Y de todo aquello sobre lo que me apoyo, ¿qué me hace mirar con esperanza hacia el futuro?" De nuevo, tomó el mechero en su mano y encendió la segunda vela. La llama tembló ligeramente con una pequeña ráfaga de aire, y al tiempo, prendió la segunda vela.

Afuera hacía frío y llovía, era un mes de diciembre totalmente invernal, desapacible, y en cierto modo, triste. La poca luz del exterior le impedía ver con alegría el camino por donde discurría su vida; los días pasaban entre carreras, sin más motivo que cumplir con el ritmo establecido por las agujas del reloj (las cuales decidían ir cada vez más rápido, o eso le parecía a él).

Pero en aquel rincón donde ahora se encontraba, acompañado por el libro del Caballero, el Guerrero estaba a salvo y a gusto frente a aquellas velas. Frente a la luz de sus apoyos y sus esperanzas, frente a las sombras de sus miedos e inquietudes. Aquellas cuatro velas recogían mágicamente sus sentimientos, tanto los positivos como los negativos.

Por eso podía pasarse horas y horas frente a las llamas encendidas y las mechas apagadas de esas insignificantes -pero tan importantes a la vez- velas dispuestas al azar sobre la mesa.

frase

Hoy tocaba "actualización existencial". Ya hablé bastante sobre actualidad y política con mis artículos recientes, hoy tocaba escribir un poco más sobre mí. Porque para hablar de las barbaridades que dijo Joan Tardá este fin de semana, mejor no digo nada (ya me amarga bastante el tiempo como para volver a hablar del respeto y la tolerancia en estos tiempos que corren) y para decir que tanta lluvia me anula completamente, mejor escribo sobre unas velas encendidas -y otras apagadas- que sobre la meteorología en estos tiempos de crisis.

Y hablando de crisis, pues eso... que para hablar de economía tiempo tendré, y bastante ha sido levantarse a las siete y media un día de fiesta para darle "brío" a Dirección Financiera...

2 comentarios:

  1. ¿Ves? Al menos este tiempo sirve para la introspección... Y para trabajar sin que te distraiga la posibilidad de disfrutar del exterior.

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  2. ... el guerrero se siente a gusto y a salvo porque dispone de la mejor armadura y el mejor caballo para el gran combate. No tiene seguridades ni certezas para la lucha porque las ha descabalgado de su montura, eran un pesado lastre. Su confianza es infinita porque es hija de la Fe y no tiene miedo a la oscuridad porque por ella han transitado muchos otros guerreros antes que el...
    Confía en la Palabra encarnada en la debilidad de la carne. Es señor sirviendo e hijo obedeciendo.
    Lucha contra todo y contra todos aquellos que utilizan a las personas, matando lo absoluto que hay en ellas, su dignidad.
    Habita en el camino porque vive desinstalado...

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