30 de enero de 2010

En referencia a la Manifestación del profesorado

del pasado miércoles, 27 de enero de 2010.

Partiendo de la base de que desconozco las condiciones en las que se encuentra el profesorado de la enseñanza concertada en Asturias, me dispongo a lanzar una durísima crítica a todos aquellos que estuvieron presentes en la Manifestación del pasado miércoles.

No porque no esté de acuerdo con sus reclamaciones, las cuales supongo que serán la mar de respetables; sino porque, como suele ocurrir con toda esa clase de manifestaciones, causaron un par de trastornos a un par de autobuses TUA de Oviedo.

Que digo yo que está muy bien eso del derecho a manifestarse y a reclamar mejores condiciones de trabajo y demás; está muy bien reclamar lo que cada uno considera que es o debe ser suyo. Pero, ¿qué culpa tiene el que va en el L2 o en el L9 tal día como aquel, y de repente se encuentra con un parón de más de 20 minutos en un semáforo porque la policía corta el tráfico durante el transcurso de la Manifestación? No tiene ninguna culpa.

Y nadie, repito, nadie tiene por qué sufrir un retraso de 20 minutos provocado por la reclamación de otros ciudadanos. Eso también es una injusticia, que se ha vivido más de una vez aquí en Oviedo, cuando la línea L1 se ha visto parada a la altura del Banco de España por manifestantes ante la sede de UGT.

Los derechos son para todos, no sólo para los sindicatos. Y las consecuencias de las manifestaciones, a veces, no las queremos ver.

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