27 de noviembre de 2010

Rafa Nadal ya espera en la Final

Serían las cuatro de la tarde cuando Rafa lograba hacerse con el primer set de su semifinal contra el escocés Andy Murray. El español, muy centrado en sus golpes y en su servicio, fue capaz de resistir el ritmo que Murray imprimía a su juego con un saque demoledor y unos golpes muy dominantes. Tras desperdiciar un 5 - 2 en el Tie Break fue capaz de reconducir la situación y terminar imponiéndose por 7 - 5.

Al comienzo del segundo set Rafa continuó con su estela de golpes fuertes y eso le llevó a estar cerca de ponerse 2 - 0. Pero después del subidón de adrenalina a la finalización del primer set vino el bajón, tanto en nivel de juego como en la efectividad de su saque. Nadal se escondía tras la línea de fondo, obligado por un Murray que parecía tener claro que la única posibilidad de llevarse el encuentro era seguir siendo agresivo aun cuando cometiese algunos errores.

Así, Murray no se dio en ningún momento por vencido, y superando un momento crítico, no sólo igualó el marcador del segundo set a 1 juego sino que además terminó rompiéndole dos veces el servicio a Nadal para llevarse la segunda manga por 3 - 6

De esta manera se llegó al tercer set, la manga que debía decidir quién de los dos jugadores estaría en la Final del Master. Y como no se cansó de repetir Tomás Carbonell, el partido había llamado a la épica una vez que Murray había aguantado la embestida inicial de Rafa Nadal. Y esa épica, la de los grandes enfrentamientos del tenis, llevó a convertir el tercer set en una sucesión de errores por parte de ambos jugadores.

Mientras Murray parecía dominar el juego y Rafa no conseguía ningún golpe consistente, ambos jugadores "regalaban" puntos a su rival en cada juego. Quien primero se benefició de esto fue Rafa Nadal, que consiguió romperle el saque a un inmaculado Andy Murray. Pero a continuación, y para que el corazón de los dos jugadores y los que quisieron presenciar el espectáculo estuviera aún más a prueba, Andy Murray salvó un Match Ball, tras una bola que Rafa Nadal envió al fondo del pabellón O2.

Con 5 - 5 en el marcador del tercer set y los corazones en un puño, Andy Murray no perdonó con su saque y se impuso adelantándose por 5 - 6 y asegurando el Tie Break. Rafa Nadal tampoco perdonó su saque y puso la igualada 6 - 6, forzando uno de esos Tie Break que tardará mucho tiempo (él y los que lo sufrimos con él) en olvidar.

Por si no había habido suficiente épica a lo largo del partido y en especial en el último set, Murray decidió salir a por todas y continuó con un saque bendecido por los cielos para adelantarse 1 - 4 en el juego de desempate. Todo parecía del lado del escocés, que no sólo disfrutaba de un "mini-Break" a favor, sino que además parecía mucho más asentado en la pista que un más que dubitativo Rafa Nadal.

Pero el español decidió que si el escocés quería fiesta y espectáculo, él no iba a perdérselo. Así pues, y ante la probablemente incrédula vista de los asistentes, consiguió ganar sus dos saques y poner el marcador 4 - 4. De ahí se pasó al 5 - 5, y Rafa Nadal volvió a tener Match Ball con 6 - 5 a su favor. El susto se lo llevó Murray que al disputar esta bola pareció hacerse daño en un músculo de su pierna derecha.

No sólo Rafa era el épico protagonista de esta batalla, así que Murray continuó adornando el espectáculo y logrando un 6 - 6 que le mantenía vivo y con esperanzas de alcanzar la final. Sin embargo, Rafa Nadal encontró, ¡por fin!, una derecha cruzada consistente y con la potencia suficiente como para derrotar al fin a un Andy Murray que por momentos fue tan dueño del partido como el número 1 del mundo.

Con el 8 - 6 del Tie Break se cerraba un encuentro legendario en la historia de los Master, de esos que se recordarán mucho tiempo. Por un lado, porque Nadal consiguió su primer pase a la final de este torneo; y por otro, porque los dos jugadores merecieron tener la victoria y así lo demostraron, aunque fuera error tras error, durante la mayor parte del tiempo que duró el espectáculo.

Casi tres horas de partido, de alternativas, de aces de Andy Murray y derechazos de Nadal, de errores de uno y de otro, de gritos, de emoción y de corazones en un puño...

... casi tres horas de tenis en estado puro....

... al final de las cuales, además, Nadal fue merecido ganador. Mañana, más.

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