12 de enero de 2010

7. Ahí fuera: 4ºC. En mi mente: Perbes.

Fue durante el verano de segundo a tercero de la ESO cuando tuve la oportunidad de estar fuera de casa diez días, y cuando pude estar junto a Maite fuera del ámbito escolar tanto tiempo.

Aunque seguramente ella, que ahora mismo duerme tranquila en el asiento de al lado aprovechando que no tiene que conducir, no lo sepa, guardo Perbes como un sello imborrable en la memoria. La playita sin olas, el acento leonés, los tejos, San Andrés de Teixido, el decálogo del vino y aquellas deliciosas rosquillas, el faro del Hércules a lo lejos, mis dos goles en las pachangas de después de cenar, los sanjacobos, las arañas en las tiendas de campaña, el cuerno de Kilmarkedal, la playa del Aguilar y las puestas de sol eternas… imágenes que adquieren un sentido que va más allá del mero recuerdo de las experiencias de aquellos días; se trata de los recuerdos perpetuos que poseo de un pasado, de una infancia, adornados todos ellos por el paso del tiempo, de los cursos, de los años.

En aquellos días fui feliz.

Y ahora, cuando el ciclo en Mar-Cha está definitivamente explotado, todo adquiere un sentido aún más profundo –si es que eso es posible-

Como por ejemplo, ese día que me enfadé con Maite, y mira que fue una sandez, pero me fui de morros a desayunar porque ni me miró cuando la felicité por su santo… y de nuevo otro recuerdo de Perbes con Maite, aquella inolvidable velada en la que no me atreví a sacarla a bailar… ¡ni siquiera cuando ella me tendió su propia mano! Claro que probablemente la historia de mi vida habría cambiado radicalmente si hubiera aceptado aquella invitación. La vida me ha demostrado que no era para tanto y que estar junto a Maite no debería hacerme temblar de la cabeza a los pies; un día fui capaz de comer a su lado, ¡y sigo vivo!

Recordando Perbes pienso mucho en los 50 chavales de los que fui monitor en julio; al acabar el campamento muchos afirmaban marcharse de Ávila con 50 amigos más. Y sin embargo, a nosotros el paso de los años, la distancia y las etapas que se van dejando atrás… nos hizo ir dejando por el camino algunas personas y algunos momentos que allí, bajo aquel cielo y ante aquel mar, vivimos. Hay muchas noches que me voy a dormir con cierta nostalgia por el recuerdo del inolvidable campamento que viví en Perbes.

Pienso en si les ocurrirá lo mismo a estos chavales dentro de unos años. Me pregunto cómo recordará cada uno esa experiencia –de la cual yo me siento un poco “responsable”-

Y sobre todo, me pregunto adónde irán a parar esas sonrisas, esas ilusiones, esos partidos, esos abrazos y esas promesas de amistad que todos hemos hecho alguna vez.

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7 comentarios:

  1. Los blogs no tienen un boton de "Me gusta" ?? jajajaja
    Viva la frivolidad (la mia) :P

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  2. Pues.. estoy trabajando en ello porque si no lo tienen, sí hay algo parecido jejeje.

    Creo que sé quien eres, en cualquier caso cualquier día de estos me lo dirás :P me alegro mucho de que te guste :)

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  3. las promesas se kedan alguna ke otra en relaciones que perduran pese a la distancia, de vez en cuando en un contacto intermitente y la mayoría en recuerdos imborrables.
    tambien es verdad que muxas de esas promesas se kedan solamente en eso, en promesas. supongo ke asi ha de ser, no?

    algun dia me enseñarás perbes javi?

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  4. "Así ha de ser". Tú mismo encontraste la frase más adecuada, protagonista.

    Algún día que vaya y lo vea, te lo enseño también a tí. Es uno de los sitios a los que tengo que volver como sea...

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  5. Bonita entrada!! =D

    Yo creo que muchas veces prometemos cosas que se quedan en el tintero pero soy de las personas que prefiere pensar que por mucho que pase el tiempo si son promesas especiales a personas especiales y son promesas que perduran en nuestro recuerdo nunca es tarde para cumplirlas...

    Un viaje, una noche de estrellas, una "borrachera" juntos, una caminata por ese valle tan bonito, un dibujo, un café, regresar a aquel lugar especial o una fotografía entre muchas otras cosas...sin duda creo que hay promesas que en sí parece que no tienen valor ninguno pero el valor se lo damos nosotros.

    También es verdad que muchas veces prometemos "imposibles" que lo son aún más cuando las circunstacias cambian e incluso el no llegar a cumplirlo puede hacer daño al que tenemos al otro lado de la promesa pero...siendo realista, en el momento que hacemos promesas "imposibles" es porque sentimos algo fuerte, porque estamos seguros que si todo se mantiene igual podemos cumplirlas, porque merece la pena. Sin duda, creo que en el momento es algo mágico y especial, eso a mi a día de hoy me hace sonreír.

    Por cierto, yo quiero ir también a Perbes!!! jejeje =D

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  6. "Si son promesas especiales a personas especiales y son promesas que perduran en nuestro recuerdo nunca es tarde para cumplirlas..."

    Es verdad. Pero a veces... y sólo a veces, hacemos promesas que tienen valor, que podemos cumplir, pero luego el paso del tiempo y nosotros mismos le quitamos ese valor y las incumplimos.

    Pues nada. Excursión a Perbes, pero sé yo de uno que tiene que venir de Stuttgart para ir todos juntos!

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  7. y volveré... tarde o temprano, pero ahi estaré. espero que ésta sea una de esas promesas que pueda llegar a cumplir y que la excursión a perbes sea una de esos días para recordar.

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