Si la semana pasada comenzaba este análisis diciendo que me costaba encontrar las palabras para transmitir mi sensación sobre el debate, hoy debo volver a decirlo. Me resulta difícil describir mis impresiones sobre un debate que, para mí, fue más tedioso y aburrido que el de la semana pasada, motivo que no impidió que recalara en algunos detalles que no me gustaría que pasaran desapercibidos. ¿Comenzamos?
La estructura temática del cara a cara entre Zapatero y Rajoy era la misma que la de la semana pasada; los cambios se produjeron tanto en la situación de cada uno en la mesa de debate (la semana pasada Zapatero estaba a nuestra izquierda mientras que hoy fue Rajoy el que ocupó ese puesto), como en los turnos de intervención (en el debate anterior fue Rajoy quien abrió la discusión mientras que en esta ocasión fue Zapatero el que abría los turnos). No miré el reloj, por simple curiosidad, cuando empezó el debate, pero creo que de nuevo volvió a sufrir un retraso de al menos cinco minutos.
¿Quién de los dos, Zapatero o Rajoy, estuvo mejor anoche? Para empezar creo que ambos estuvieron bastante espesos en todos los temas de los que hablaron. Intentaron mezclar la exposición de propuestas con la crítica a su contertulio, y hubo momentos en los que la discusión se convirtió en un 'baturrillo' de datos criticados y proposiciones para el futuro, que lograron que me perdiera por completo en más de una ocasión. Zapatero comenzó muy tranquilo y sonriente pero poco a poco su calma desapareció y retornó al estado en el que se encontró la semana pasada, nervioso, inquieto y sobre todo, interrumpiendo constantemente gozando de la permisividad de la moderadora, Olga Viza, que toleró que Zapatero hablara más alto que Rajoy durante los turnos de éste (algo inadmisible en un debate en el que hay moderador, porque para eso está) en varias ocasiones; las dos ocasiones en las que Rajoy interrumpió a Zapatero recibió aviso por parte de Olga Viza; para que Zapatero recibiese toque de atención tuvo que interrumpir al menos seis veces en todo el debate.
Los bloques fueron los mismos pero el enfoque fue diferente. Por ejemplo, en el bloque de economía y empleo, la discusión se centró en la primera pregunta que Rajoy supuestamente le hizo a Zapatero en el Congreso cuando éste llegó al Gobierno. La polémica surgió cuando Rajoy recalcó que lo primero que le había preguntado al presidente fue sobre economía, mientras que este lo negaba una y otra vez. Que no sé si será cierto o no, pero me gustaría saber qué aporta eso al resto de españoles, ahora que han pasado ya cuatro años. Además, cuando Zapatero insistía en que Rajoy no se había interesado en la economía hasta noviembre del año pasado, información muy apetitosa para aquellos que habitualmente no se informen, mentía, porque Rajoy, por ejemplo y qué casualidad, ya le habló de economía al presidente en la sesión de control sobre el Estado de la Nación que tuvo lugar el pasado mes de julio y que yo mismo comenté aquí: Javi & Pichu. "Debates, discursos, estados de la Nación...", 4/7/2007 (ver 6º párrafo). Pero fue un detalle sin importancia que centró la atención del bloque, desviándola de otros temas como las propuestas que hizo cada uno en materia económica... Zapatero promulgando su intención de lograr el pleno empleo con grandes pactos nacionales y de tomar medidas para superar la desaceleración (hoy no habló de recesión) económica mundial a la que nos enfrentamos, y Rajoy proponiendo ajustes que permitan reactivar nuestra economía.
En el bloque de política social Zapatero ofreció la intención de lograr la igualdad de puestos de trabajo tanto para hombres como para mujeres, y Rajoy explicó su medida para establecer un control (que no prohibición) a la inmigración. Aquí, las muestras de espesura de los dos líderes, mostradas ligeramente en el debate anterior, quedaron patentes y el debate se convirtió, creo que hoy sí, en un "y tú más" al hablar de la regularización de inmigrantes, de los puestos de trabajo, de la ayuda por dependencia, etc.
Antes del descanso hablaron de política exterior y seguridad. Mientras que Rajoy había aguantado el envite de las interrupciones del presidente (está bien eso de poder hablar cuando a uno le da la gana, está muy pero que muy bien) con bastante serenidad hasta ese momento, en ese instante picó el anzuelo que creo que hábilmente lanzó Zapatero. Además, Zapatero comenzó el bloque anunciando que apoyará sin condiciones al Gobierno que sea en materia antiterrorista; qué hábil fue, además, teniendo en cuenta que la gente parece no querer darse cuenta de que cuando dice que SIEMPRE ha apoyado al Gobierno en este aspecto, nos olvidamos de que mientras firmaba el Pacto Antiterrorista habló con ETA. Ya lo dije la semana pasada y lo vuelvo a repetir, porque es algo tan grave que me sorprende y me decepciona cuando se pasa por alto. Pero Zapatero manejó muy bien la situación en este momento, y después de tan honorable anuncio, a una semana de las elecciones sabe que necesita que el electorado reaccione, y el presidente tiene la fórmula para conseguirlo: Iraq + 11M = Reacción. Entonces Rajoy mordió con avidez en el tema de Iraq, y en lugar de pasar página y dirigirse hacia otros temas, que es lo que tenía que haber hecho, insistió en defenderse de los ataques que un crecido Zapatero le dirigía. Rajoy mostraba entonces un texto en el que Zapatero apoyó el envío de tropas a Iraq después de retirar las españolas y se empeñaba en no hablar de otra cosa. Zapatero hablaba de la guerra, del atentado más triste y brutal de nuestra historia, de los muertos... hablaba del 11M como se hablaba hace cuatro años durante los días 12 y 13. Tuvo su oportunidad y supo aprovecharla. Lo único que Rajoy hizo por mantenerse a flote en este momento fue echar en cara a Zapatero la presencia de tropas españolas en Afganistán, cuando el Presidente lanzó un segundo anuncio: "ningún soldado español partirá hacia ninguna guerra ilegal mientras yo sea presidente". Bien, Rajoy, esta vez lo dijiste, ¡pero haberte lanzado a la yugular! ¡Haber insistido en la falta de moralidad de alguien que se digna a distinguir las víctimas de una guerra ilegal de las de una guerra legal!
Tras el descanso se habló de política institucional, de las propuestas para el futuro y de las conclusiones finales. Me resultó imposible seguir con interés el debate a partir de este instante pese a que lo seguí viendo; durante la primera parte los dos se mostraron cansinos y repetitivos, si bien quizá mejor Rajoy en el tema de economía y más hábil (que no significa sincero) Zapatero en política exterior y seguridad. Pero es que a partir del receso se sumergieron en un mar de espesor, de inconcreciones... creo que ninguno de los dos estuvo especialmente fino.
Me gustó mucho más el debate de la semana anterior, creo que pese a que no propusieron nada... ayer mezclaron cosas que no tenían nada que ver, datos de un tema cuando se estaba hablando de otros temas, etc. Igual la culpa fue mía por no estar en plenas facultades pero desde luego lo de anoche me pareció una "castaña infumable" en muchos momentos. Además creo que el comportamiento de Zapatero es bastante.. cuestionable para tratarse de un debate tan controlado; ¿por qué el Presidente gozó de la permisividad por parte de Olga Viza que no tuvo, por comportarse bastante más educadamente, Mariano Rajoy? Respecto a si se harán más debates en el futuro, espero que sí, y aunque no sea con emisión tan internacional como el de los dos principales líderes, sí creo que estaría bien que al menos a nivel nacional se emitiera un debate entre más líderes de otros partidos. Ahora bien, creo que por el momento he tenido suficiente. Tengo ganas de todo menos de sentarme a ver a más políticos discutir. Esto ha sido todo
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