Complicar lo sencillo

Tras cuatro intensos días de convivencia en la residencia de los Padres Agustinos, en Valencia de Don Juan, toca volver a la rutina; una rutina que en los próximos tres meses estará muy ocupada y marcada por muchos compromisos a la vista.

Tengo sensaciones contrapuestas. Por un lado, el de la gente, a quienes he conocido estos días; en este sentido debo decir que estoy plenamente satisfecho por cómo me han ido las cosas con tanta gente nueva, lo he disfrutado mucho y me he sentido muy cómodo. Por otro lado, el de la meditación, las celebraciones, lo profundo de esta Semana Santa 09 que ya va terminando; una parte muy importante, básica para la fe cristiana y católica, y eje en torno al cual giran las "Pascuas" organizadas por MarCha y más cuando llegamos a la etapa de universitarios.

Debo felicitar a los acompañantes que han organizado todas las dinámicas, pero debo hacer también una pequeña crítica, de acuerdo al "cómo me gustaría" que fueran algunas cosas, en referencia a la catequesis que recibimos el día de Viernes Santo. Yo percibí que la celebración de Viernes Santo, el día en el que los católicos velamos en silencio honrando la cruz de Jesús y meditamos sobre el alcance de una historia de amor y entrega absolutos hasta el final de su sufrimiento, se quedó coja. Yo creo que los textos que se nos mostraron, el audio que nos pusieron para escuchar durante un breve tiempo de relajación, no me resultaron suficientes para entrar de lleno en la reflexión que yo considero propia de un día de Viernes Santo y no sólo eso, sino que además creo que no contaban la historia de la Pasión de Jesús tal como esta viene contada en los Evangelios.

El sentido de acudir a una Pascua con MarCha es encontrar algo distinto a lo que podemos encontrar en cualquier misa en Semana Santa. Buscamos hablar de Dios, de Jesús y de María para, de esa forma, llegar a lo personal; no sólo buscamos una fe en Dios carente de utilidad práctica en nuestra vida. Pero no entiendo que para motivar y organizar una celebración "distinta" para un día de Viernes Santo, sea necesario utilizar un material que omite contenidos imprescindibles para comprender la totalidad de la Pasión de Jesús; un material que transforma el sentido de los contenidos que expone, deformando así una parte importante del sentido de la Pasión.

No había referencia a la conversación entre Pilato y Jesús, diálogo trascendental en el devenir de los acontecimientos inmediatamente posteriores; lo que escuchamos y leímos "pintaba" a los romanos como los principales instigadores del asesinato de Jesús, pasando por alto el importantísimo detalle de que fueron ellos los que ajusticiaron a Jesús porque la ley impedía hacerlo a los judíos (que no es lo mismo); se transformó la actitud de Dimas -el prisionero crucificado junto a Gestas y Jesús- dejando a un lado su arrepentimiento final y el perdón otorgado por Jesús; como último ejemplo, no había referencia alguna a la actitud del soldado romano que, ante la cruz de Jesús y cuando éste ha muerto ya, cree, un detalle que parece no tener demasiada importancia en la historia pero puede llegar a tenerla y podemos vernos en él reflejado si nos abrimos un poco a la meditación.

Nadie dijo que organizar una dinámica y una celebración que tenga como eje central el Viernes Santo sea fácil. Yo no lo digo. Pero me gustaría que en otras ocasiones no nos desviáramos de ese contenido esencial y sencillo que muestra la Pasión; sería genial que buscáramos un reflejo de la conducta humana en el comportamiento de cada uno de los personajes que aparecen en la historia. ¿Es posible? Yo creo que sí, porque yo creo que tal reflejo existe (la duda, el miedo, el dolor, la tristeza, el arrepentimiento, el perdón y el deseo de ser perdonados...) Pues la Pasión no es ni mucho menos un texto metafórico abierto a múltiples interpretaciones; es una historia en la que cada parte, cada personaje, cada momento y cada frase juegan un papel de una importancia tal que cambiarla, omitirla o añadirle un significado descontextualizado supone transformar la Pasión de Cristo en algo ficticio, irreal, y por ello -para mí-, carente de sentido.