27 de abril de 2009

¡SÍ, LO HICIMOS!

La idea de subir el Naranco a secas forma parte de un pasado que todos hemos vivido alguna vez. Ese monte que está al lado de Oviedo, que hace las delicias de los amantes del senderismo porque está cerca de Oviedo, no cuesta mucho subirlo, y arriba del todo hay unas vistas realmente preciosas.

Pero lo dicho, que “subir el Naranco” estaba ya muy visto. Hacía falta algo más. Algo que cambiara el concepto de caminar por la montaña, que transformara el entorno, que fuera distinto a lo que habíamos hecho hasta ahora.

Esta no es como aquella legendaria aventura en la que salimos de Covadonga con alguna que otra dificultad. No hay mucho más que decir después de que hayáis visto la primera parte del vídeo que resume nuestra aventura. Simplemente añadir que por la noche el bosque es tanto más siniestro como misterioso. Además, por la hora a la que subimos, entre las seis y las siete de la mañana, los pajarillos silban que da gusto oírlos. Y Venus y Júpiter, allá arriba en el cielo, saludan majestuosos a estos caminantes tan madrugadores.

Lo único que se me ocurre cada vez que lo pienso es preguntar: chavales, ¿cuándo repetimos? Aunque la próxima vez espero que no sea TAN improvisado, y contemos, al llegar arriba, con algo de ropa de abrigo y algo de bebida y comida para reposar un ratillo.

Antón ya se hizo eco de ello ayer mismo en Los viajes de Adan, y Superlayo me imagino que hará lo propio con La Covacha (y si no pues publicidad a secas)

P.D: y sí, en efecto, Pelayo iba de traje

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