21 de octubre de 2009

3. Su camino. Su vida.

Esta es la vida que tenemos… la que elegimos”

Se trata de la eterna discusión de si existe un destino o no. Y mira, yo no quiero ir de Premio en Filosofía (ya sabes que nunca se me dio bien) pero yo creo que todos tenemos reservado un camino en la vida… y en nuestras manos está el recorrerlo o no.

- Pero eso no significa que no puedas elegir lo que hacer con tu vida, que no decides tú sobre tu vida…

- Lo sé, Maite, pero, ¿qué pruebas tienes para negar que no estás en el lugar donde tienes que estar ahora mismo?

- Pues… creo que fui yo quien escogió estudiar periodismo, por ejemplo; es más, fui yo, por supuesto, quien decidió dejar a Jesús, y fui yo quien decidió matricularse en el máster de Revista Cultural de la Universidad de Ginebra.

- Pero adonde yo voy no es a lo que tú escogiste. Yo me refiero a si decidiste lo que decidiste porque estabas predestinada a decidirlo, o si tus decisiones –o las mías, o las de cualquiera- son fruto del azar.

- No sé… nunca he sentido que estuviera caminando por una vida teledirigida… ¿y tú?

- Pues yo… en muchas ocasiones tengo la rara sensación de estar donde tengo que estar. Hay días que siento que puedo disfrutar de mi vida porque me he ganado a pulso esta tranquilidad con mi esfuerzo… pero otros días tengo la sensación de que tengo que disfrutar de mi vida ahora que ella me lo permite… ¿entiendes la diferencia?

- Sí, está clara. Pero… ¿sabes? El día que consiga que dejes de hacerte ese tipo de preguntas existenciales, que te ayudan a echar el tiempo pensando cosas tan maravillosas como prácticamente inútiles, me voy a sentir realizada… esto es lo que hay, ¿o no? El mundo, el día a día, lo bueno y lo malo, la vida en todo su esplendor; políticos que se echan mierda encima unos a otros, niños que nacen en los hospitales, niños que celebran su cumpleaños, niños que crecen en la guerra, gente que disfruta de la vida, víctimas del terrorismo, las guerras alrededor del mundo… el mundo, ahí lo tienes, vuelto un poco más del revés cada día que pasa; y eso es así tengas o no predestinado tu camino; esto es lo que hay cada mañana al levantarse. Puedes planteártelo pero, ¿comprendes que realmente no te lleva a ningún sitio?

- Entiendo que no me lleva a ningún sitio, porque con la de veces que me lo he planteado, si llevara a algún sitio ya habría llegado…

El último “salud” para llevarse el último trago de cerveza a la boca.

El cerebro que está agotado después de estas charlas filosóficas.

Una moto que pasa veloz perdiéndose en la oscuridad de una calle iluminada por farolas de bajo consumo. El termómetro marca diecinueve grados: una temperatura ideal para ser septiembre… y una noche más en la que Maite sube solitaria las escaleras hacia su casa. En espera de que el destino deje que una noche cualquiera alguien duerma a su lado, la veo a través del cristal sonriendo y me dirijo a mi casa.

Miro el reloj. La una y diez.

Hora de dormir…

5 comentarios:

  1. Me cae bien Maite, pero es un poco demasiado prosaica y con los pies en el suelo, le falta ese toque raro que a mí me gusta. :p

    Muchas veces siento que, pese a que tengamos libertad para elegir nuestro destino, hay cosas que están puestas ahí adrede para moldearnos (a nosotros mismos y a los de alrededor), en una cadena de causalidades infinitamente compleja. Y es un concepto que me fascina.

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  2. Como si sólo fueras tú el único al que le gustan los toques raros, ¡anda!

    Esa cadena de casualidades es fascinante. ¿Y si lo primero que hubiera dicho fuera "mamá" en lugar de "papá"? ¿Y si lo primero que hubiera hecho al empezar a gatear fuera ir al salón en vez de a mi habitación? Y así sucesivamente... con cada insignificante detalle de cada día.

    Lo dicho, es fascinante.

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  3. Pero yo parece que hago oposiciones a ello. :p

    Y es que no somos conscientes siquiera de las consecuencias de todas nuestras acciones, ni podremos serlo nunca, porque las mentes de los que nos rodean son infinitamente complejas...

    La más mínima acción puede activar un pensamiento en alguien, que puede modificar su comportamiento en un momento dado por ello, o dar pie a una conversación, que, a su vez... (esto me pide un post a gritos)

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  4. No sé si somos dueños de nuestro destino...
    Sólo sé que la vida nunca nos obliga a comportarnos como marionetas... es la faena del libre albedrío... a Maite le ha sucedido algo que nos sucede a muchos. Se ha encontrado en un sitio en el que no esperaba estar... pero ella misma, paradójicamente, había decidido llegar a él.
    Nada, nada le impide cambiar el rumbo.
    Nunca es tarde. Sólo hay que saber detectar ese momento en el que sentimos que podemos cambiar nuestra vida...
    ... y hacerlo.
    Estamos predestinados, sí, pero a decidir sobre lo que queremos hacer.

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  5. Vale, sí, ciertamente, ponía causalidades. Por leer rápido y sin fijarme, lo siento!

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