12 de octubre de 2009

Varios…

Almodóvar se siente una especie de Dios

Alguien debería de aclararle a este pobre infeliz que el compromiso cristiano auténtico no es tal si no está íntimamente ligado al compromiso con la vida. Es normal que no sea capaz de ver más allá cuando se le da tan bien mandar recetas a los cristianos, mientras tiene el detalle tan humilde de endiosarse a sí mismo. ¡Nada menos!

Prefieren "Todo por la democracia"

Ya que estamos, alguien debería aclarar que la democracia, en sí misma, no es lo que los guardias civiles están llamados a defender. El cuerpo de la Guardia Civil, como el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, están llamados a defender a todos y cada uno de los ciudadanos, en este caso españoles.Todo por la democracia” establece ese margen de actuación delimitado para la estructura política. La democracia no es lo que hay que defender, somos nosotros los ciudadanos a quienes hay que proteger. Y somos los ciudadanos quienes aparecemos englobados en el término “Patria” (en este caso, española). Claro que para eso hay que entender que “Patria” no implica un yugo y unas flechas. Demasiado para algunos.

Ángel Martín en la revista DT: Babia

Ángel Martín no me parecía una persona que se distinga precisamente por su calidad como persona. Duda que me quedó despejada leyendo este artículo. ¿Artículo? Sucesión de patochadas, insultos y faltas al respeto. No, eso no puede ser un artículo.

No es casualidad que forme parte de la plantilla de faltosos que participan en el programa de LaSexta "Sé lo que hicisteis". Ya los tenía cruzados por un programa que no vale un duro, ahora ya la guinda del pastel.

Las palabras de Ángel Martín, que se llevan el protagonismo en este escrito donde comento tres aspectos de actualidad, son propias de alguien demasiado acostumbrado a que le rían las gracias. Cuando uno coge la costumbre de que se rían de las gracias que hace, corre el peligro y suele caer en el error de hacer chistes que además de tener gracia faltan al respeto. El problema se agrava irreversiblemente cuando, como es el caso que nos ocupa, la gracia que hace no sólo no tiene gracia (por mucho que la leamos con ironía, del revés, con un espejo, o aplicando el extraño sentido del humor que este peculiar individuo parece tener), sino que además falta al respeto; a los “babianos” a quienes este impresentable no duda en despreciar, y a mí, que da la casualidad de que me he enamorado de alguno de todos y cada uno de los rincones que tiene esta bendita España como para que vengan a decirme cuáles son interesantes para lanzar una bomba atómica.

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