1 de octubre de 2009

Vergüenza universitaria

Recién estrenado este curso, en el que la principal novedad para mí es que debería ser el último y que vuelvo al horario de mañana, ya han pasado tres días de lo más variopintos.

Lo primero que debo decir es que me llama mucho la atención la facilidad con la que, gracias al horario de mañana, he sido capaz de cuadrar horarios. Nada comparado con el suplicio de ver que por lo menos dos optativas se pisan para los grupos de tarde; este año he sido capaz de encajar tres optativas en un mismo cuatrimestre sin problemas. Alguien del decanato debería preguntarse si es justa esa discriminación para los alumnos del turno de tarde.

A continuación debo señalar la poca vergüenza de una alumna que ha levantado la voz esta mañana en una clase atestada de gente, para decir básicamente que optó por cambiarse extraoficialmente de grupo porque le coincidía su hora con otras dos de tarde. En la clase había unas 100 personas (con gente de pie sin sitio para sentarse) cuando en las actas oficiales figuraban matriculadas 53 personas + alguna que realizará la matrícula los días venideros.

Mira, maja, llevo tres años haciendo malabarismos con el horario, y conozco a gente que ha tenido que pasarlas aún peor que yo; no pasé por el infernal horario de tarde para cuatro ridículas asignaturas por cuatrimestre para que llegues de lista y me digas que formas parte del grupo de 60 personas que han decidido ir al grupo que mejor les cuadra porque sí, convirtiendo una clase de 53 matriculados en un aula de más de 100 personas. Hay que tener poca vergüenza; una, la que lo dijo, y otros, quienes encima le daban la razón. Si te ha tocado un grupo te fastidias y te aguantas, que es lo que hemos hecho todos; si te coinciden las horas te fastidias, te aguantas y te buscas otra asignatura, que es lo que hemos hecho todos. Muy listos somos todos, ya lo digo yo. Muy listos.

Y por último alguien de la Universidad, o por lo menos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Oviedo, debería empezar a preguntarse qué pasa con algunas asignaturas de Administración y Dirección de Empresas. Por qué hay 90 personas en unos grupos y 20 en otros. Por qué esa diferencia del número de alumnos. Por qué esa diferencia de criterio de un profesor a otro de una misma asignatura; por qué hay alumnos que llegan a los exámenes con puntos extra a los que no todos los alumnos de todos los grupos optan. Por qué hay quien ha terminado la carrera “fumándose” la mayoría de las optativas. Por qué los criterios de cambio oficial de grupo no se aplican del mismo modo para todos.

En definitiva, hay muchas cosas que no encajan en un supuesto marco de adaptación a un espacio de educación superior que pretenden aplicar. Un espacio diseñado para grupos reducidos de no mucho más de 30 personas, que nosotros vamos a implantar en carreras como Administración y Dirección de Empresas donde lo normal es un número bastante mayor.

Y por si fuera poco, pretendemos adaptarnos a ese espacio con un sistema que está extra-regulado (no falta documentación en páginas web universitarias, etc) y que luego, a la hora de la verdad, resuelve los asuntos de forma extra-oficial (que no es la primera vez que alguno lo presenciamos). Un sistema donde parece demasiado fácil saltarse las normas. Para algunos, claro.

Ustedes verán.

1 comentario:

  1. Whoah, cuan caótico parece todo. Como me alegro de pertenecer a una carrera no masificada (aunque el estado de secretaría este año, con las adaptaciones y el comienzo de los grados en lugar de licenciaturas, es otro tema...).

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