22 de diciembre de 2010

La denuncia del jamón

La mañana de ayer encendí el televisor y haciendo zapping terminé viendo la exclusiva entrevista que el programa de Ana Rosa Quintana realizó a Khadija (ya saben, la madre del niño cuya familia ha denunciado a José Reyes Fernández, un profesor de un Instituto de Enseñanza Secundaria de la Línea de la Concepción).

El tema no deja de sonar disparatado: José Reyes Fernández se encontraba hablando en clase con normalidad sobre los distintos climas del planeta, y utilizó la localidad granadina de Trevélez como ejemplo de clima frío y seco; aprovechando este punto el profesor señaló que precisamente esta climatología favorece la curación de los jamones (leer información completa extraída del Diario de Cádiz). A raíz de esto uno de sus alumnos, que profesa la religión musulmana, le pidió que no hablara de jamones pues ese tema le ofende debido a su religión.

Al parecer José Reyes Fernández replicó al niño de una forma que motivó que la familia de éste haya denunciado al profesor por un supuesto delito de maltrato de obra con motivaciones xenófobas. Según declara este profesor en ABC, esto fue lo que le contestó al niño cuando éste le pidió que no hablara de jamón (lo podéis ver en este vídeo)

     En primer lugar, si el profesor estaba explicando algo y puso como ejemplo la curación de los jamones, eso no puede ofender a nadie. Ni siquiera podría ofender a nadie que alguien se presentara en un aula hoy con una tapita de jamón para celebrar que le ha tocado un pellizco a la lotería. Sí puede ofender que se obligue a comer jamón a quienes por motivos religiosos no puedan, pero esa es una cuestión totalmente distinta y ajena a lo que se está tratando en este momento.

     En segundo lugar, si lo que está explicando el profesor no puede ofender a nadie (asumimos que hablar de la curación de los jamones no es hacer una representación ofensiva de Alá o Mahoma) y está además indicado en el temario y la programación de la asignatura (aprobada y revisada por los correspondientes inspectores) no hay motivo para que deje de explicarlo.

     En tercer lugar, si lo que está explicando el profesor en clase está revisado por un inspector y no hay motivo para que deje de explicarlo, José Reyes Fernández tiene argumentos de sobra para decirle al niño que la anécdota con la que completa su explicación tiene el simple objetivo de ejemplificar.

Entonces me gustaría saber si de verdad José Reyes Fernández invitó al niño a irse a su país o en realidad le propuso cambiar de centro si la metodología o los contenidos no le gustan.

Porque si dijo lo primero, José Reyes se pasó de frenada en un momento inoportuno en el lugar equivocado (¡tenía razón en todo lo anterior! Pero creo que terminar así era perder las formas de una manera muy poco elegante…) Sin embargo, si expresó lo segundo, entonces todo esto no es más que una rabieta absurda e injustificada que quiere buscar los tres pies de un gato supuestamente intolerante.

El más perjudicado de todos es el niño, que ya no tiene plaza en este instituto y de momento sigue sin plaza en ningún otro; la familia está empeñada en continuar por la vía judicial hasta donde haga falta y de momento no parece que vaya a tener éxito.

Creo que si José Reyes Fernández no tiene, como parece, ningún antecedente de homofobia o racismo en su clase, montar todo este jaleo y poner una denuncia no está justificado. ¡Una denuncia, por Dios! ¿Qué lo quieren, en la cárcel?

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