15 de diciembre de 2010

Un año sin fin (II)

“Mi funeral”

Hace ya mucho tiempo, un amigo me comentó desde sus “Viajes” la idea de crear una entrada explicando cómo me gustaría que fuese mi propio funeral (no se asusten y lean más allá de lo inicialmente siniestro que esto puede sonar)

De mi círculo bloguero más cercano, "La Covacha" fue el siguiente y el único blog que procedió entonces a elaborar una entrada similar.

Lo cierto es que si en un principio me sonó interesante, luego cada vez que me paraba a pensarlo me parecía más una tontería que algo realmente importante sobre lo que tener que escribir.

Hasta junio de 2010... cuando viví una situación que motiva esto que escribo.

Presenciar aquella tarde un funeral por el fallecimiento de una persona muy cercana a alguien que conozco, durante el cual una parte de los asistentes que no pudieron entrar en la iglesia permanecieron a la salida montando una “jarana” de cuidado fue bastante doloroso. Especialmente lamentable fue el momento en el que salí para pedir a unas personas que avisaran de que dentro se oía demasiado el ruido de fuera; la conversación de los ancianos a quienes me dirigí era de fútbol…

Si alguien piensa acudir a mi funeral, o a un funeral de alguien cercano a mí, para no respetar el silencio de la vida que nos ha dejado, por favor, que se quede en casa.

Así que mi petición es esa, silencio. Sólo silencio.

El mundo se ha vuelto chiflado, y ya no guardamos las formas ni cuando no nos obligan a acudir a determinados actos.

Aunque tal vez se tratase nada más del reflejo de la sociedad en que vivimos…

1 comentario:

  1. Dios sabe que es difícil conseguir enfadarme y/o indignarme. Pero lo de aquel día fue para quitarse el cinturón y echarlos del recinto a latigazos. He dicho.

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