29 de marzo de 2009

Soberbio final para la quinta de Mahler

img047 La orquesta sinfónica nacional danesa termina de forma soberbia la espectacular culminación de la quinta sinfonía de Mahler en su quinto movimiento.

Los instrumentos de la orquesta danesa, dirigidos por Thomas Dausgaard, pusieron la guinda del concierto que ayer sábado tuvo lugar en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Los daneses estuvieron bien compañados por el pianista brasileño Nelson Freire en la primera parte, quien interpretó junto a ellos el "Concierto para piano y orquesta en La menor (op.16)" de Edvard Grieg (y dedicó una propina al público ovetense antes del descanso)

En la segunda parte, la música de Mahler ("Sinfonía nº5 en Do menor") inundó las paredes del Auditorio, en el que se pudieron escuchar con genial maestría los acordes de una sinfonía peculiar, larga como pocas, cuyo final destaca por la sonoridad que alcanzan los instrumentos (la cuerda, los metales, los timbales...) junto con un cuarto movimiento, el Scherzo, que me gustaría calificar como "delicadamente magistral".

La interpretación de los músicos daneses, el sólo de trompa, el estruendoso final bien llevado no obstante hasta volúmenes audibles y soportables, y la dirección de Thomas Dausgaard cerraron un concierto en el que Nelson Freire fue destacado protagonista y el viento un espectacular punto y final.

"Tenemos aquí música y nada más. Unas veces apasionada, otras turbulenta, heroica, exuberante, ardiente, solemne o tierna. Recorre toda la gama emotiva pero en todo caso es sólo música"

(Bruno Walter)

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