Puedes caminar mirando adelante y olvidando quién en algún momento de la vida te ayudó. Puedes caminar creyendo firmemente en tus posibilidades y dejando a un lado a quienes, por cualquier motivo, te ayudaron. Puedes mirar al futuro, y vivir el presente, disfrutando de lo que la vida te da en momentos de bonanza, y rompiendo con los lazos que te unen al pasado.
Pero ten presente que una vez que rompas esos lazos difícilmente podrás volverlos a tomar. Quizá todo aquello que de tu pasado olvides nunca jamás volverás a recuperar. Las personas que formaron parte de tu vida, los momentos que viviste anteriormente, influyen, siempre, en lo que ahora vives; nada hay de lo que pasa que no tenga influencia en algún momento futuro, y todo lo que viviste en el pasado condiciona la situación actual.
Si rompes con tu pasado te pierdes como persona. Allá tú con lo que decidas hacer pero no olvides nunca que aquello y aquellos de los que con tu actitud, reniegues, pueden volverse contra tí si la vida da un giro inesperado. Entonces no podrás llorar y arrepentirte por tus hechos, porque tiempo tuviste para hacerlo, y sentirás que todo te da la espalda, y estarás solo.
Y querrás recuperar tu pasado, pero ya... no podrás. Y tus lágrimas, resbalando sobre la piel de un alma que renunció a sus raíces, serán silenciadas por el estruendo de un olvido con el que tú, voluntariamente, condenaste a los tuyos.
Caminando junto a la ribera del río el maestro le dijo al alumno:
Cásate con una mujer con quien puedas hablar, mantener conversaciones interesantes, charlar amistosamente, entenderte con palabras. Para todo lo demás, cualquiera es útil.
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