10 de enero de 2011

ETA y el cántaro roto.

Recuerdo que estaba en primero de Universidad –Dios mío, qué vértigo me da cuando veo lo lejos que empieza a quedarse todo…- cuando una tarde de marzo llegué a clase con la fotocopia de un titular de Internet en el que aparecía la noticia del anuncio de un alto el fuego permanente de ETA.

Fue un momento muy significativo. Recuerdo que lo viví con intensidad, con una cierta emoción al leer los titulares de la prensa en los que tanta importancia daban a la decisión de los terroristas. Una emoción que no tardó en desaparecer.

Todos sabemos muy bien cómo terminó aquello. Fue una farsa bastante bien urdida entre todos los actores que participaron en ella; ETA quiso colarla anunciando el alto el fuego; las portadas de los medios decían a bombo y platillo que era el final; el Gobierno mimaba bien a las criaturitas con apelativos como “hombres de paz” para los terroristas y “accidentes” para atentados como el de la T4.

Fue un final de tregua digno de un esperpento. Hubo manifestaciones en todo el país pidiendo a Zapatero que dejara de engañarnos y de negarnos que estaba negociando con los etarras a nuestras espaldas y sin nuestro consentimiento. Hasta Rajoy, antes de su extraña metamorfosis tras la derrota en 2008, se subió al carro y tuvo iniciativa en alguna que otra manifestación.

Todas las ilusiones que me pude haber creado desaparecieron. Los terroristas volvieron a matar (pero, ¿alguna vez dejaron de hacerlo?) y continuaron con las extorsiones y demás actividades de la izquierda abertzale que los siniestros “Batasunis” estarían orgullosos de caricaturizar.

Hoy parece que la historia se repite. He tenido un Déjà vu espectacular cuando esta mañana abría los periódicos y me encontraba los titulares bien grandes en todos ellos:

Esta vez, casi cinco años después de aquel experimento con gaseosa que vivimos y cuya huella aún permanece en este blog, seré más breve.

Los titulares de los periódicos son largos. Bastaría con un mensaje mucho más breve y sencillo de comprender para todos nosotros. No puede haber retórica cuando se habla del final del terrorismo. No puede haber juegos de palabras. No es justo para todos aquellos cuya sangre ha sido injustamente derramada, ni para quienes somos objetivos potenciales sólo por vivir en España y querer convivir tranquilamente en democracia.

ETA SE RINDE

Así sí.

Eso es lo único que me gustaría leer y vivir. Habiendo sangre y muertos de por medio no me conformo con señales de humo. Y ninguno debería conformarse.

Ni les creo ni soy optimista en cuanto a las noticias. Confío en las personas, no en los asesinos.

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.

El problema es que no haya cántaro y nos quieran convencer de lo contrario.

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