9 de febrero de 2007

Esperanza

Luchar hasta morir, combatir hasta el final, jugar hasta perder, correr hasta no poder más, caerse y levantarse, fallar y volverlo a intentar... Luchar cuando todo a nuestro alrededor nos dice que ya no sirve de nada; combatir por algo en lo que creemos, cuando todo nuestro entorno nos invita a pensar que todo cuanto hagamos resultará inútil; agotar todas las posibilidades antes de dar un partido por perdido, a pesar de que el reloj y el público hagan pensar en que ganar ya es imposible; creer que se puede llegar el primero a la meta cuando el corazón late tan fuerte que parece que va a reventar el pecho y que no vamos a llegar...; mantenerse en pie aunque todo invite a dejarse caer y no levantarse nunca más; fallar, y aun así, tratar de encontrar algo que podamos hacer para arreglarlo.

La vida está hecha de continuos retos. “Siempre hay otra batalla que ganar” escuché una vez. Y es cierto; superamos un examen y ya tenemos otro a la vuelta de la esquina, o nuestro equipo gana un partido y ya tiene que jugar otro aún más importante, o alguien cercano supera una dificultad y, cuando todo parecía arreglado, surge un impedimento peor... Y sin embargo, ahí seguimos los humanos. Peleando y luchando con más o menos dignidad, poniendo los medios que están a nuestro alcance para superar los obstáculos que la vida en este mundo nos presenta. La esperanza ayuda a caminar; la esperanza invita a creer en lo imposible y a sacar fuerzas de donde no las hay para superar problemas que ni nosotros mismos nos creíamos capaces de superar. Esa esperanza, esa luz, esa vela, juega un papel imprescindible ante los retos que nos propongamos.

Si afrontáramos un curso con la pobre idea de que no tenemos absolutamente nada que hacer, creo que nada tendría remedio, y posiblemente los malos resultados tuvieran lugar. La fe, que alimenta la esperanza, tanto en uno mismo como en los ideales que cada uno tiene, creo que ayuda, y mucho, para mover nuestra voluntad. ¿Por qué digo esto? Es simplemente una reflexión sobre el partido de ayer de mi querida Peña, que va más allá del aspecto deportivo. Cuando yo me senté y dije, “han perdido, no hay nada que hacer” siguieron corriendo, defendiendo, y saliendo al ataque; siguieron confiando y creyendo que eran capaces de sacar el partido adelante; posiblemente estaban cargados de esperanza. Me dieron una grata sorpresa y me invitaron a pensar que, hasta que los 40 minutos del partido acaben, nadie puede decir quién gana y quién pierde, porque hasta ese momento, hasta el final, tenemos en nuestra mano aceptar el resultado que se nos viene encima, o en su lugar, luchar, combatir, jugar, estudiar, correr, actuar, y creer hasta que consigamos cambiar el rumbo del viento y la tormenta se aleje.

6 comentarios:

  1. Se que te rompo un poco el ambiente del texto y tal, pero... ¿Al final perdieron o ganaron?

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  2. Jo, tío. Empiezo a dudar de tus dotes de investigador :P... un poco más abajo podrás leer que ganaron jeje. No te preocupes, te entiendo :P pero has de reconocer que tienes un problema grave

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  3. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJ no paro de carcajearme Pelayo1no me jodas!!como que =lo pone pocas veces!!!!jajajajajajajajasiento que sea una falta de respeto jhacia tí y tu persona tio, pero ajajajajajajajajajajajajajaj.en otro orden, magisterio perdio de 20, vale, pero vaya ultimos parciales que les hicimos!!!y canastón de Pichu!!!!dedicado y todo!!!ajajajajajajaj

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  4. Entre tanto JA, sería interesante que "Anónimo" nos contara quién, y tal jeje. Bah, lo digo porque mosquea, aunque creo que se trata de Peto haciendo un chiste:P...

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  5. Quién es, que me comí el es jeje

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  6. Pero entonces... ¿Por cuánto me va a salir ese fin de semana gratuito? ¿Y cuándo es?

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