20 de mayo de 2007

A la 82ª...

... Rafa Nadal fue derrotado en su superficie favorita, la tierra batida. En efecto, en la final del Master Series de Hamburgo, el estilo y la clase del tenista número uno del mundo, el suizo Roger Federer, se ha impuesto (por fin, después de muchos intentos fallidos) a la fuerza y la garra del tenista número dos y sombra del anterior, el español Rafael Nadal.

La noticia no es la derrota de Nadal, sino el final de este torneo, puesto que iba a escribir ganara el manacorí o no. Sin embargo, a pesar de que a muchos la derrota les sonará a triste noticia, creo que no está mal que Nadal vuelva a comenzar desde cero, teniendo en cuenta que ha perdido contra el mejor tenista que hay en el circuito profesional en estos momentos. Nadal es humano, y como tal, debe equivocarse y perder, puesto que ganar siempre ni es sano para el cuerpo (que algún día tendrá que parar...) ni es bueno para la mente (esquivar el orgullo y la prepotencia es algo que pocos logran conseguir...) así que la derrota de hoy es un punto de inflexión en su carrera, que le permite, de alguna forma, volver a empezar de cara al Grand Slam de Roland Garros; este torneo, que es por excelencia especialidad para nuestros tensitas por jugarse sobre tierra batida, debe ser la prioridad de Nadal, por lo que lo sucedido hasta ahora de nada vale si no logra un buen resultado en las pistas de París.

Objetivamente hablando, la derrota de hoy resulta un poco sorprendente habiendo visto el juego que desempeñó Nadal en el primer set, el cual le permitió ganar por un cómodo 6-2. No obstante, algo cambió en el segundo set, donde perdió su saque y ya no lo pudo recuperar, así que perdió el set por 2-6. Y lo más sorprendente de todo se pudo ver en el último set: cuando todos, de alguna forma, esperábamos una remontada de Nadal, tanto en juego como psicológicamente ya que estaba algo perdido, nos encontramos con un Federer sin contemplaciones que sacó a relucir el mejor juego (el suyo, nada más) que se puede ver actualmente, y abatió al español por un claro, contundente e indiscutible 0-6. Jarro de agua fría para Rafael Nadal, quien, insisto, no por perder este partido pierde su condición de segunda mejor raqueta del circuito, y mucho menos deja de ser la clarísima referencia de todos los jugadores de tierra que existen ahora mismo.

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