22 de octubre de 2008

¿Y a partir de ahí?

Una vez escribí que la Muerte no es el final. De aquello hace mucho y desde entonces creo que no había vuelto a escribir nada relacionado con ella.

La semana pasada Severiano Ballesteros -el mejor golfista español de la historia- hacía público en un comunicado que padece un tumor cerebral, del cual resultó operado la mañana del martes en una intervención de doce horas.

Casos de deportistas de élite que han padecido -y superado- un cáncer hay muchos. Casos de personas de a pie que cada día reciben la noticia de que sufren este tipo de enfermedad, los hay a miles, seguro, aunque yo conozca casos puntuales.

Durante tu vida te mueves por el mundo, viviendo experiencias, sufriendo dolores, riendo alegrías, pasando malos o buenos ratos. Viajas, conoces gente, lugares, estudias por ser algo y alguien en la vida, ganas un trabajo, buscas a alguien con quien formar una familia, haces amigos, los cambias, los mantienes, haces más amigos...

Vives la vida.

Hasta que un día te despiertas, vas al médico y te lee la conclusión de unos análisis que te realizaron la semana pasada. El resultado dirá -puesto que no lo sé de manera concreta- que padeces un tumor.

Tus proyectos, tus ilusiones, tus esperanzas, tus temores, se concentran en ese momento ante lo que el médico te acaba de decir. ¿Y a partir de ahora, qué?

Sé que algún día me voy a morir, pero pensar en el sufrimiento que eso pueda conllevar me quita el sueño. Más aún, me da miedo pensar en el momento en el que me den la noticia de que la Muerte aún no ha llegado, pero sí lo que puede ser un anticipo, una especie de desagradable telón para una obra cuyo final es de sobra conocido.

He tenido la suerte de llegar al día de hoy sano, salvo y fuerte. Desde niño tengo la sensación de haber ido esquivando todo lo que tenía que ver con hospitales. He conocido otros niños que han sufrido enfermedades, unas más leves y otras más graves, niños que han estado al borde de la muerte con tan sólo 6 años, e incluso recién nacidos que del vientre de su madre han pasado por el quirófano.

Supongo que el día que me den la noticia de que padezco un cáncer cambiará mi manera de ver la vida. Todo será más liviano, menos importante, tendré menos prisa por lo del día a día y más prisa por lo excepcional. O eso creo.

Si hay alguien que en estos momentos está pasando por una situación de este tipo, de tener que vivir ingresado en un hospital, bajo un fuerte tratamiento, o de estar pendiente de operarse, y lee esto, quiero transmitirle todo mi ánimo y mi fuerza. Son palabras... un poquito de esperanza. Y "mientras hay vida..."

Al fin y al cabo, mañana volverá a salir el sol. Eso seguro.

2 comentarios:

  1. ya sabes ke estos temas me incomodan si no son las 2 o las 3 de la madrugada...
    cambiaré mi reloj para autoengañarme.
    siempre lo hago. y funciona.

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  2. Ahora entiendo cuando esta semana mi profesora de Historia Colonial de América nos dijo que si en 4º de carrera no teníamos comprensión lectora es que estábabamos como Severiano Ballesteros (con todos sus respetos a Severiano Ballesteros, añadió).

    Que jarta.

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